El hijo pródigo
Cuando una película lejana a las fronteras estadounidenses comienza a tener un ritmo similar a los productos salidos de la que alguna vez fue la cuna del cine, o intenta recrear los ambientes y recursos que consagraron a Hollywood como el epicentro del séptimo arte, no puede quedarse asi nomás sin ser advertido con un llamado de atención. Ahora, cuando lo hace con categoría, como pasa en Un prophète, se acepta.
Digan lo que digan algunos críticos académicos, esta película no tiene un guión perfecto. Y digan lo que digan, no es la gran obra maestra que tanto auguraron. De hecho, el protagonista no demuestra en ningún momento ser ese tal "profeta" del que se jacta la cartelera. Entonces, ¿qué agrada, qué compra, qué impacta de esta cinta dirigida de manera pulcra por Jacques Audiard? Casi todo. Suena contradictorio, pero precisamente ese es el único gran defecto de esta cinta francesa tan galardonada alrededor del mundo.
Todo empieza bien, con un jóven de 19 años que empieza a cumplir una condena de 6 años en un hotel cinco estrellas... quiero decir, en la cárcel de París. Hasta ahí venimos bien. Luego de una hora de película, donde se destaca la memorable e impactante escena de la prueba de valentía por la que pasa Malik El Djebena (muy buena actuación de Tahar Rahim) para entrar al círculo de los intocables del patio del spa carcelario, todo comienza a trastabillar con un guión que quiere abarcar más de lo que puede y una dirección que intenta hacer un collage de recursos que le expliquen de la forma más explícita posible a un subestimado espectador que tendrá que soportar el nombramiento de cada personaje supuestamente relevante en la historia, así como una banda sonora erráticamente americanizada y un montaje no muy acertado. Más allá de eso, el film se aprecia con sutileza y buen gusto, como el cine francés siempre nos acostumbra, sobre todo en su año salvataje, como lo fue el 2009.
Este mal calificado drama carcelario (es difícil asignarle un género), se disfruta por su tenacidad, su grado de realismo, su crudeza y su ritmo intenso, que hacen que las interminables dos horas y media de metraje justamente no sean interminables, sino más bien llevaderas. El que se tome tan en serio a la película como ella misma lo hace, va a poder negociar con el reparto bilingüe, la fotografía tan artística entre tanta desprolijidad decorativa y la variedad de situaciones por las que pasa el protagonista, que hacia la mitad de la cinta se va transformando de una manera sorprendente, digna de resaltar.
Dos cosas para tener en cuenta: una, la crítica al sistema penitenciario europeo (a esta altura, vamos a generalizar, para no quitarle mérito a otra grande del género, como lo es Celda 211), bien explícita y mordaz en su contenido icónico-metafórico; otra, la importancia de la educación expuesta por los guionistas, Audiard y Thomas Bidegain, que dejan grabado a fuego el mensaje valiosísimo sobre el peso de un delincuente con título sobre uno criado en la calle. Por esto último, el eje de la historia roza la discriminación y la segregación, ya que hace demasiado incapié en las diferencias idiomáticas de las que se valen los personajes para marcar el territorio. Por suerte no llegan tan lejos, pero están cerca.
Párrafo aparte se merece en su actuación Niels Arestrup, quien se encarga de personificar al malo malísimo César Luciani, uno de los mejores villanos de los últimos años. La ambigüedad moral del personaje desdibuja un poco el rol que juega en la trama, pero su peso radica en las miradas, las órdenes que da y los movimientos con los que marca el tempo del metraje. Rahim, si bien está muy bien en su papel, queda como un mero aprendíz de actor al lado del peso pesado de Arestrup, tanto en la actuación como en el desarrollo de los personajes en la ficción.
Si están dispuestos a sentarse por dos horas y medias a ver como un delincuentón casi analfabeto se convierte en el hijo pródigo de la mafia francesa (o por lo menos lo intenta, a su manera), les recomiendo esta película. El que respeta demasiado obras como Remanzo criminale, Scarface o The Godfather, también la recomiendo pero están advertidos.