Una película que solo puede ir a verse para pasar el rato y al mismo tiempo aprender, que la enorme erogación de dinero, sin una base argumental solida, casi nunca termina siendo un producto confiable.
Siguiendo con la corriente de adaptar novelas a la gran pantalla, esta vez le tocó a Disney Studios encargarse de traspasar las emociones del famoso best seller americano “A Wrinkle In Time“. Esta novela es de las más conocidas y queridas en Estados Unidos y por eso, al confirmarse de que la empresa del ratón se haría cargo de su largometraje, muchos se pusieron contentos. La trama cuenta la historia de Meg, una niña que junto a su hermano menor, emprende una aventura a través del tiempo para rescatar a su padre, un científico que fue secuestrado por oscuras fuerzas en otro planeta. Una premisa bastante recurrente en los últimos tiempos y con una estética llamativamente similar a Tomorrowland: El mundo del mañana (2015).
Los líderes de Disney designaron a Ava DuVernay para que se encargue de dirigir este ambicioso proyecto, una directora que viene con buenos palmarés en cuanto a reconocimientos en diferentes festivales de cine indie. DuVernay, quién dirigió Selma (2014) y recientemente fue designada para llevar a los “New Gods” de DC a la gran pantalla, contó con un elenco mixto. La mayoría de las luces se las llevan dos de las fichitas más solicitadas y reconocidas de Hollywood, como lo son Chris Pine (Wonder Woman) y Reese Witherspoon (Big Little Lies). Junto a ellos, la ¿próxima candidata a presidenta de los Estados Unidos?, Oprah Winfrey, Mindy Kaling, Zach Galifianakis y Michael Peña completan el elenco de los más grandes. Dentro del grupo juvenil, Storm Reid, Levi Miller y Deric McCabe fueron los encargados de transmitir la esencia de la historia original a esta adaptación.
Habiendo aclarado esto, en donde no quedan dudas sobre lo talentoso que pueden ser las estrellas que protagonizan este proyecto, hay que decir que es una película totalmente absurda. Desde sus primeras escenas, ya se puede ver que no será una gran película, pero ni hasta el más pesimista podía prever un posterior desarrollo tan malo. Con baches argumentales durante todo el relato, los protagonistas no dan la talla para “bancarse” la película. Con un corte final de una hora y cuarenta y cinco minutos, al que le sobran 25 minutos, la peli es totalmente previsible y aburrida.
El argumento principal, que es lo más interesante del todo el film, tiene un desarrollo muy malo. Explicado como si los viajes interdimensionales fueran tan fáciles como dar un paseo por el parque, el guión no sostiene ese primer interés que se despierta de forma instantánea. Si bien el uso de realidades y mundos paralelos, esta siendo moneda corriente, las nuevas formas de explotar esa idea siempre llaman la atención.
Las actuaciones dejan muchísimo que desear en todo el elenco. Es llamativo como actores de renombre en la industria, aceptaron un trabajo con tantas fallas en cuanto a la estructura. De la mano con su flojo trabajo, los efectos visuales no los ayudan demasiado. Hay momentos donde el CGI parece de segunda mano y el “viaje” que nos plantean, se ve obstruido por los propios realizadores.