Después de dirigir "La teoría del todo", la biopic multipremiada sobre Stephen Hawking, el cineasta James Marsh se aventuró una vez más a mostrar la vida de un héroe. En esta oportunidad, cuenta la vida de Donald Crowhurst, interpretado por Colin Firth, un hombre en busca de un sueño tan difícil como atractivo: dar la vuelta al mundo en yate, en lo que se denominó la Golden Globe Race. Este joven, padre de tres hijos, decide dejar a su familia para probarse a sí mismo. ¿Una decisión valiente o egoísta? Este tipo de dilemas dispara este filme, que pasa casi 120 minutos mostrando al náufrago en medio del océano, perdido y desesperado.
De pronto, una esperanza cambia el rumbo de este héroe, pero no voy a spoilear el final. Aunque claro, la historia real, conocida por unos pocos, está en internet. Por lo tanto, el que decida ver esta película tiene que esperar un relato elegante, clásico, con la impronta londinense de la época, pero sin ningún sobresalto ni enfoque emotivo. ¿El gran mérito? La interpretación de Firth logra momentos muy interesantes dignos de destacar. Si bien la historia podría haberse explotado de una manera más dramática y apuntar más a la acción, esta producción resulta insípida.