Una novia de Shanghai, dirigida por Mauro Andrizzi, una peculiar comedia fantástica situada en China.
Lo nuevo de Mauro Andrizzi, Una novia de Shanghai, es una comedia ante todo, aunque tiene tintes románticos y de fantasía. Pero su mayor curiosidad radica en las locaciones y producción: sucede en Shanghai, tal como su título lo indica, y además el equipo tanto técnico como actoral es principalmente asiático.
Así de curiosa como suena, lo es. Este film comienza con una breve explicación sobre los casamientos fantasmas, aquellos cuerpos que a veces son enterrados en conjuntos para que no descansen solos. Y también nos aclara que remover un cuerpo es delito. La idea de las novias y del casamiento también aparece inmediatamente, con imágenes de varias novias posando para sacarse fotos supuestamente espontáneas del día de su boda.
Pero los verdaderos protagonistas son Johnny y Hugo, dos amigos que sobreviven como pueden, durmiendo bajo el puente o robando para dormir bajo un hotel de mala muerte. Justamente cuando logran esto segundo, es que caen en la habitación donde de manera muy reciente se quedó un hombre mayor que falleció y dejó parte de su equipaje allí. Esa misma noche él aparece, en realidad algo así como su alma, es invisible pero se lo oye y siente, y les pide a estos dos amigos un enorme favor: que roben el cuerpo de su enamorada –un amor prohibido que tuvo en vida- para dejarlo en el puerto y allí viaje a donde está actualmente el suyo, y así puedan estar juntos aunque sea en la eternidad.
Ambos se sienten un poco conmovidos por la historia de amor, pero es la promesa de un tesoro lo que los lleva a aceptar la misión. Así comienza el recorrido de estos dos personajes, que sueñan con una vida mejor, y a quienes luego se le suman dos mujeres.
El resultado es una comedia con tono bastante kitsch. Ni siquiera el conflicto, o las peripecias que van sufriendo hasta lograr su cometido, son demasiado difíciles, a la larga cada peripecia la resuelven inmediatamente. Su guión es simple. A nivel visual también, aunque hay una intención, se la siente pobre, con excepción de unas pocas escenas mejor logradas.
Una novia de Shanghai es simpática pero no mucho más, al menos sus protagonistas muestran ser optimistas hasta el final, lo que le aporta un granito más a una película con buenas intenciones.