Desde The Truman Show a esta parte, mucho se ha hablado del costado serio de Jim Carrey y se trató al actor como una especie de esquizofrénico que oscila entre sus payasadas como Las locuras de Dick y Jane y su ceño fruncido como en Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. Los directores Glenn Ficarra y John Requa, guionistas de la inolvidable Un Santa no tan santo, armonizan lo mejor de esos dos mundos en Una pareja despareja. Carrey es conmovedor en cada declaración de amor a Ewan McGregor (nunca nadie hará mejor de enamorado que él) y es desopilante en cada una de sus múltiples fugas de prisión. Una comedia negra así de tierna era tan impensable como que la disparatada historia de Una pareja despareja esté basada en hechos reales.