Los hombres también lloran
En los ’80 una cantante mexicana entonaba una canción que decía en su estribillo “pobres hombres son como niños, míralos”. El pop como visión profética o al menos como signo de los tiempos. Mujeres que piensan su lugar, cuestionan los roles, se posicionan historizando su eterna sumisión por parte del poder masculino, se muestran con una seguridad avasallante ante la que los hombres no saben dónde pararse. Hombres a los que podemos calificar, siendo posmodernos, como sensibles, y, siendo sinceros, como desorientados. Una pistola en cada mano los muestra sin velos ni condescendencia. Pero echando mano a la inteligencia y al humor.
Cesc Gay (como un Almodóvar del universo masculino) desarrolla una película coral que aúna historias de hombres. Hombres abandonados, engañados, tristes, sufridos, que necesitan reafirmarse. Hombres de estos tiempos.
Cinco episodios donde los hombres se exponen, en el mejor de los casos, o sufren al no saber abrirse a los sentimientos y las palabras que los enuncian. Y donde las mujeres pueden equivocarse o no saber, pero ahí están haciendo cosas, arriesgando, intentándolo de nuevo. “¿De qué hablan ustedes cuando se juntan?” le pregunta una mujer al amigo de su marido. Y el silencio se impone natural. Los hombres no hablan de su vida, ni de lo que les importa, ni de lo que les interesa o los angustia. Hablan de mujeres. De mujeres como objeto. Y en ese cumplir un mandato social y cultural para ser hombres, se sienten desbordados, incómodos, como quien se calza un traje que en otro tiempo le supo quedar bien, a ojos vista de los otros. Ahora ya no hay espejo que alcance.
Como todo film coral no todas las historias tienen el mismo nivel ni consiguen la misma potencia, pero sí escapan al estereotipo o a la película de tesis.
Gay puede vencer la quietud de una película que se apoya en los diálogos, con una puesta que da aire a los espacios en los que se desarrollan las situaciones y que confía fuertemente en la actuación. Un reparto de primeros nombres españoles y argentinos puede demostrar sus capacidades actorales con un guión inteligente (que no ingenioso), y que destila ideas que desnudan los problemas del hombre de hoy a través del humor, que es como la mayoría de las veces más somos capaces de soportarlas. Pero no siempre. Deben ser muchos los hombres que no querrán verse así, aunque la verosimilitud y la verdad en ciertos casos se asemejan bastante.