La Revolución Libertadora de 1955 hizo estragos. Tener militancia y convicciones por las causas populares era penado por el gobierno. Martín Desalvo tomó un hecho histórico para reflejar el salvajismo de los militares hacia la clase política. El filme hace foco en el derrotero de Héctor Cámpora (Belloso), Jorge Antonio (Delgado), John William Cooke (Spregelburd) y Guillermo Patricio Kelly (Gentile), quienes fueron confinados a la desolada y fría Unidad XV en Río Gallegos simplemente por pensar distinto. Allí se encontrarán con un oficial tirano (Fondari), un jefe de unidad inoperante (De Silva) y un joven policía (Rogers), quien será una pieza fundamental en esta trama en la cual, para quienes no conocen la historia real, conviene no spoilear información. Los cuatro reclusos tienen ideales políticos distintos pero deberán buscar coincidencias en la desgracia para aunar voluntades en pos de un objetivo inmediato: fugarse del penal o de lo contrario serán fusilados. Desalvo propone una estética casi teatral y evita el subrayado en lo obviamente rechazable que es el gobierno militar para poner la cámara en la solidaridad y las miserias humanas. El uso del color es clave, no sólo en la mayor parte del filme sino también en el final. Para echar una mirada a la historia y la memoria.