Remanentes del apocalipsis.
Y Europa continúa dando batalla en lo referido al mercado infantil, un sector que suele ser controlado con mano de fierro por un Hollywood industrial cada vez más homogeneizado, el cual en términos prácticos casi no permite desviaciones en relación al patrón estándar (predominio absoluto de las secuencias de acción o las cancioncitas huecas, lo que esté de moda en el momento, más un armazón de “reunificación familiar” y algún que otro detalle vinculado a un feminismo de cartón pintado). Las distintas cinematografías nacionales de la región, en lo que definitivamente funciona como una jugada desesperada, adoptan al pie de la letra las concepciones formales y la ideología de los gigantes norteamericanos del rubro.
La verdadera tragedia pasa por el hecho de que las productoras del viejo continente, en lo que respecta al campo de la animación, han renunciado casi por completo a la que fuera una de sus marcas registradas de antaño, léase la introducción de rasgos culturales autóctonos que enriquecían a las películas al poner en primer plano un proceso de hibridación. La metrópoli también padece esta lógica empobrecedora ya que hasta la Disney se mueve como el peronismo, generando su oposición/ espejo a nivel interno: entre el tradicionalismo aggiornado de los productos mainstream y el sometimiento de Pixar al esquema de las secuelas, por suerte este año “se les escapó” la gloriosa Intensamente (Inside Out, 2015).
A decir verdad ¡Uyyy! ¿Dónde Está el Arca? (Ooops! Noah is Gone…, 2015) supera en parte a El Séptimo Enanito (Der 7bte Zwerg, 2014), otra propuesta germana reciente que francamente daba vergüenza ajena a fuerza de tratar de duplicar -sin éxito- la estructura y referencias de la saga comenzada con Shrek (2001). Aquí el título explicita que la historia se sitúa en las postrimerías del apocalipsis, sólo falta aclarar que los animales antropomorfizados que no pueden ingresar al Arca de Noé son los “nestrians”, unos pequeños seres con detalles de elefante y conejo. Como los rebotan en la entrada porque no aparecen en una lista símil local nocturno, se hacen pasar por otros viajantes y así una cría queda afuera por accidente durante el diluvio.
Los realizadores Toby Genkel y Sean McCormack administran con una eficacia un tanto mezquina las dos bifurcaciones del relato: el periplo del rescate por un lado (dentro del Arca) y la necesidad de sobrevivir por el otro (gracias a una naturaleza en pleno colapso). Más allá de la prolijidad de los CGI y un desarrollo lleno de clichés en torno a las aventuras en pos del reencuentro, la redención y/ o el autodescubrimiento, el ritmo narrativo nuevamente se asemeja al de los opus de DreamWorks, en donde el recato en el apartado del contenido suele ir de la mano con la efervescencia de las escenas de acción. Hoy los nestrians funcionan como un remanente moral en medio del egocentrismo generalizado…