Un botín millonario y una decisión que tomar: ¿es preferible ser detenido por la salvaje policía norteamericana o por la mucho más laxa fuerza pública mexicana? Sin demasiado tiempo, aún menos dudas, el delincuente encarnado por Mel Gibson se deja arrastrar hasta la cárcel conocida como “El Pueblito”, una prisión de alta seguridad en donde los reclusos conviven sin reglas determinadas. En un contexto inhóspito conocerá a un pequeño niño, quien será su guía y a la vez, su pasaporte de escape.
“Get the gringo” es el título original que esta inexplicable traducción presentó entre nosotros como “Vacaciones explosivas”, una película de acción con necesarios toques de humor que viene de la mano de uno de los actores más conflictivos y criticados de la actualidad. Entre negociados que involucran a la policía de frontera, corrupta de ambos lados de la extensísima cerca de metal que los divide, el personaje de Gibson desliza un “Los mariachis son la tortura de México”, como para que no queden dudas de su opinión acerca de sus vecinos. Después de sus episodios de violencia, alcoholismo y declaraciones poco afortunadas, relacionar la figura del actor de “Corazón valiente” con un presidio no es muy difícil, por lo que el morbo de la prensa amarilla habrá de regodearse al imaginar a Gibson en su paso real por la cárcel.
Un dato: sorprende gratamente la inclusión de Vicentico dentro de la banda sonora y genera cierta complicidad que el personaje de Gibson lea una edición del diario La Nación, dos hechos que se explican fácilmente: el director de la cinta es hijo de padres argentinos.