“Un proyecto de toda mi vida” esas fueron las palabras que Luc Besson utilizó para describir su nueva película Valerian, estas palabras fueron en el marco de la última Argentina Comic Con. En los primeros minutos del film, Besson nos enseña como una diminuta estación espacial va expandiendo sus fronteras en el transcurso de décadas y siglos. La presentación de diferentes culturas tanto humana como alienígena es mostrada al ritmo de Space Oddity del eterno Bowie, esto muestra, desde el comienzo que Besson busca una complicidad entre el film y el espectador. Uno se siente parte de esa transformación estructural/cultural que Besson nos va presentando en esos escasos minutos y hay que decirlo: Valerian se presenta en high note, en una nota alta, la cual deja un buen gusto – no en el paladar, sino en la retina – y adelantan que un gran espectáculo va a comenzar, aunque esa leve promesa no dure mucho.
Ese Magnum opus, esa obra maestra de escasos minutos, decae en el momento en que conocemos a nuestros protagonistas: Valerian y Laureline (Dane Dehaan y Cara Delevingne). En la previa de la 7° edición de la Argentina Comic Con, Besson adelantaba que Dehaan y Delevingne eran perfectos en cada rol a cumplir, cada uno daba una entrega absoluta y se mostraban felices en participar en el proyecto. Lamentablemente, esa mañana del 26 de Mayo la prensa estaba ante un Besson confundido, consumido por su pasión en el proyecto y esos dos actores que, supuestamente cumplían el rol de agentes legendarios en pantalla, se ven como dos estudiantes de primer año a cargo de su primer tarea escolar. No hay química, no hay buenas actuaciones de Dehaan y menos que menos de Delevingne y sin lugar a dudas no estamos ante “lo mejor de lo mejor” en agentes intergalácticos.
También hay que subrayar que los personajes secundarios de Clive Owens, John Goodman, Ethan Hawke y Rihanna son sólo cameos glorificados de un director perdido en su propio sueño. De todas formas Valerian entretiene y cumple de forma magnífica en presentarnos un universo espacial asombroso. Las especies que integran esta “mega estación espacial” generan curiosidad: hay de todo tipo, y lo más interesante de este film es como estas diferentes culturas conviven día a día unas con otras, rara vez una película presenta un universo que puede expandirse en un sinfin de direcciones. Desafortunadamente Besson, enamorado de Valerian y Laureline, escoge la introducción y no el desenlace de estas “multiculturas”; Esto es una decisión comprensible ya que la historia trata sobre las aventuras de estos dos jóvenes agentes, sin embargo el público queda más interesado en este asombroso universo que en estos dos mediocres y mal casteados personajes principales. La sala pide más y el director se queda corto.
Visualmente Valerian se ve hermosa. Una vibrante paleta de colores resalta cada cuerpo y ricón de este galáctico futuro. Si elegimos ver este film en formato 3d la experiencia se vuelve más gratificante ya que los tonos son fuertes, expresan naturalidad y vida. En este reciente trabajo de Luc Besson hay que dejar de lado los efectos – los cuales son asombrosos – y concentrarse en lo cromático. Posiblemente este film este nominado en varios premios por su nivel visual. Valerian y la ciudad de los mil planetas es un film que recrea el sueño juvenil de un director apasionado por sus propias ideas. La película se disfruta si se va con la idea de un entretenimiento pasajero; Podría haber sido un proyecto memorable no obstante el deseo de Luc Besson para realizar su passion proyect queda distorsionado por decisiones incorrectas del departamento de casting y un guión disparatado que genera situaciones de relleno sin ninguna resolución.