Ésta sí es una película de vampiros
Es casi un hecho que una vez por semana tenemos en cartelera una película de vampiros. Lo bueno es que Daybreakers: Vampiros del día (Daybreakers, 2009) no repite esquemas sino que da vuelta la ecuación tradicional de marginalidad: aquí los vampiros son mayoría. Este híbrido terror-acción-aventura, escrito por los hermanos Michael Spierig y Peter Spierig, demuestra ser una alternativa válida al romanticismo naif de los chupasangres posmodernos.
En el año 2019, una extraña plaga ha transformado a la mayoría de los humanos en vampiros. Su alimento es, por supuesto, la sangre humana, que escasea cada vez más ante el creciente número de vampiros. Mientras tanto, un investigador trabaja “de encubierto” en una banda de vampiros para salvar a la humanidad.
Los pocos humanos que quedan son perseguidos como vacuno en extinción. Esta nueva realidad muestra a los vampiros dominantes en una inquietante similitud con la vida actual. La mayoría de las malarias y enfermedades han sido erradicadas, pero hay algo que sigue siendo letal: la luz del día. Ante este intento de civilización, también acontecen problemáticas actuales. Por ejemplo, existen vampiros outsiders (sí, ¡indigentes!) que no pueden sobrevivir y por eso se convierten en criaturas violentas y hostiles. ¿Qué diría un sociólogo al ver este retrato época?
El apetito insaciable de los vampiros ha llevado a la población humana hacia el límite de la desaparición absoluta. Así, Edward Dalton (Ethan Hawke), un científico que presta servicios a un poderoso conglomerado farmacéutico, deberá encontrar una vía variante al consumo de sangre (algún alimento sintético) para la supervivencia del mundo. Sin embargo, después de conectarse afectivamente con algunos humanos, esa búsqueda no será –por si fuera poco- del todo fácil.
El guión está cargado de vueltas de tuerca inesperadas, obra y gracias de los alemanes Spierig, que arremeterán con unas criaturas asquerosas que sorprenden hasta al más precavido. Éstos han trabajado fuertemente en un oscuro mundo identificable (pero a la vez lejano), algo posible pero disímil, un universo arriesgado y actual. O todo lo que no nos pudieron dar Crepúsculo (Twilight, 2008) y la serie de HBO True Blood.
Con giros interesantes y aspectos metafóricos trillados, Daybreakers: Vampiros del día es un distinguido combo de acción y efectos especiales, cuyo elenco sostiene una trama ingeniosa (mención especial al siempre rendidor Willem Dafoe y al maloso de Sam Neill). Vale la pena gastarse unos pesos en verla.