Gattaca con vampiros. Eso es lo que venía a la mente luego de ver el trailer de la película que ahora nos ocupa. Algunos elementos remitían a aquella película de ciencia-ficción: una sociedad en un mundo futurista, personas diferentes al resto de los mortales, Ethan Hawke como el “distinto”... Eso sí: el cover de “Running up that hill”, de Kate Bush, a cargo de Placebo, que sonaba al final del avance pegaba perfectamente con las imágenes. Fíjense aquí, si no.
Pero al ver la película, la historia vendría a ser más como el tercer acto de la novela de Richard Matheson Soy Leyenda (no puedo contar mucho, pero quienes la leyeron saben a qué me refiero).
En un futuro totalitario donde los vampiros son mayoría, los humanos son usados como ganado proveedor de sangre. Pero la hemoglobina comienza a escasear, y como efecto de esta carencia alimenticia, los colmilludos ciudadanos se transforman en criaturas como murciélagos gigantes, superagresivos. El científico Edward Dalton (Ethan Hawke) se dedica a preparar un a sustancia que permita reemplazar a la sangre como comida, con resultados poco alentadores. Su poca alegría de pertenecer a la raza dominante lo lleva a unirse a un grupo de personas que buscan el antídoto que convierta a los vampiros en gente normal. Claro que el poderoso empresario Charles Bromley (Sam Neill) tratará lo imposible para que continúe el reinado de la oscuridad.
En 2003, los gemelos australianos Peter y Michael Spierig sorprendieron al mundo con Undead, una ultraindependiente película de zombies que adquirió el status de culto. Ahora se les dio una gran producción con actores prestigiosos. Y no lo hicieron nada mal. Primero que todo, Daybreakers es un entretenimiento que no para nunca, en el que no faltan las escenas gore ni algún cuerpo desnudo, pero siempre en función de un cuentito muy bien contado. Los Spierig llevan cada secuencia a un nivel más alto de emoción gracias al trabajo actoral (imperdible también Willem Dafoe como un ex chupasangre mercenario) y a algunos dramas familiares —el personaje de Sam Neill está en conflicto con su hija, que no quiso seguir sus pasos—, y al evitar algunos clichés como historias de amor... aunque puede haber alguna, pero implícita. El clímax, para coleccionar.
Junto con la excelente 30 Días de Noche, Daybreakers es uno de los pocos y recientes ejemplos de películas con vampiros salvajes, muy alejados de los de la saga de Crepúsculo, por suerte. Ah, y es muchísimo más entretenida que Gattaca.