Protagonizada por Tom Hardy, Michelle Williams y Riz Ahmed, Venom superpone un nuevo comienzo en la pantalla grande – y renacimiento – del simbiote más amado en el mundo del comic. El veneno gana… y esta película funciona como insulto a toda generación que levantó un comic y vio a ese personaje resbalar entre ductos de aire, poseer cuerpos, apresar a Spidey o simplemente disfrutando de ser malo.
Ruben Fleischer dirige una película que no tiene alma y parece disfrutar de no tenerla. Lo triste es que por fin después de tanto tiempo vemos a un Venom en todo su esplendor físico pero éste está alejado del alma que se vio en comics y tv. Las bases están pero se muestran arruinadas por consecuencia de hacer plata y desechar grandes oportunidades por no tener ideas claras.
La química entre Eddie Brock (Hardy) y el simbiote (Hardy en voz) es interesante pero nunca logra despegar de un experimento fallido que llega demasiado tarde para resultar aceptable. Además Brock tiene una personalidad de perdedor eterno – esto está bien – aunque también se le impone una suerte “bufonezca” para salvar un guión que es una pesadilla absurda y antítesis de lo coherente. Michelle Williams es desaprovechada llegando a un nivel de insulto y, como el villano de turno, Riz Ahmed da pena (lo único que le falta a esta película es tener un número musical al estilo Bollywood con Ahmed pataleando y tratando de bailar con elegancia).
Con 112 minutos de duración Venom se siente eterna y asemeja a una auténtica prisión en cines; la película de Fleischer quiere agradar tanto al público que utiliza todo chiste ultra utilizado para que el espectador se ría de pavadas absurdas y haya un aplauso – bien seco – en una sala presa de una diversión fantasma… y la risa nunca llega.
Venom cuenta con un guión escrito por cuatro guionistas – sí, cuatro! – los cuales expresan en un guión obsoleto una cierta similitud de “cómo pasé mis maravillosas vacaciones de verano” de nivel escuela primaria. Scott Rosenberg, Jeff Pinkner, Kelly Marcel y Will Beall no tienen perdón tras trabajo entre hojas que vemos en Venom, una auténtica experiencia que hace sangrar los ojos de lo pésima que está escrita esta película.
Otro pecado imperdonables es la estupidez que circula en la película. Fleischer deja las cosas por sentadas y no termina de dar una resolución a nada, tenemos a un personaje carismático como Brock (completamente opuesto a su personificación de comics) y todo gira en torno a él, no importa lo que le suceda a ese “mundo” en que funciona esta película, las muertes, las acciones de personajes secundarios y resoluciones, todo queda en la nada para centrar todo en un punto de vista desinteresado y bochornoso.
En Venom no queda afuera el trending comiquero de créditos extras. Uno de ellos posibilita una señal de esperanza hacia un futuro incierto presentando a un personaje amado en el mundo del comic y personificado por un GRAN actor, pero todo esto después de ver este pésimo proyecto – maldecido por años de vaivenes – no despierta interés. Es una pena…
Venom es sin dudas una impensada decepción en lo que va del año; tenemos el talento, tenemos el estudio y tenemos por fin a un personaje que se muestra en todo su – incorrecto – esplendor, no obstante por una pésima ejecución la nueva incrusión del simbiote en la pantalla grandese posiciona en lo peor del año. Valoración: Mala.