Como es habitual en su filmografía, Sergio Mazza realiza nuevamente una película focalizada en la figura de la familia. En esta ocasión presenta Vergara, un film en el que habla sobre el deseo de ser padre pero sin la necesidad de formar una familia propiamente dicha.
El cineasta Sergio Mazza vuelve a utilizar una temática presente a lo largo de su filmografía: la familia. Sin ir más lejos, en el año 2010 realizó Natal, una especie de reality movie sobre el nacimiento de su primer hijo. Al año siguiente presentó Graba, un film en donde ahondaba en una pareja que debía enfrentar la pérdida de sus hijos. En el 2015 también dirigió una película con esta temática, El gurí, donde retrata la vida de un niño abandonado por su madre y sin un padre presente.
En esta ocasión, la película gira en torno a Marcelo Vergara (Jorge Sesán) un hombre que, casi llegando a sus 40 años, tiene un deseo que no puede quitarse de la cabeza: ser padre. Este anhelo parece un objetivo difícil de cumplir por algunas simples (o no tanto) situaciones: en primer lugar, Natalia decide terminar la relación que mantenía con él; en segundo lugar, sus estudios de fertilidad no arrojan resultados positivos. Pese a parecer que tiene todas en su contra -hasta su mejor amigo le insiste en que debe abandonar este plan-, Marcelo hará lo posible para concretar este sueño.
La narrativa de la película es simple y directa. La historia está contada de una manera completamente lineal. No hay ningún factor sorpresa. El desarrollo de la trama se da de una forma natural. El guion es sólido y con un objetivo fijo: el recorrido personal del protagonista en su deseo de ser padre. Las subtramas que engloban a Marcelo (su nueva pseudo-relación, los problemas laborales con su programa de radio, etc.) sirven para entender al personaje en cuanto a sus motivaciones, aunque por momentos sea difícil conectar con él. Esto se debe a que en gran parte de la trama se muestra egoísta y antipático.
“Uno no tiene hijos con la mujer o el hombre que eligió, sino más bien con el que está cuando nos encontramos en ese momento. No es elegido, es algo más egoísta y propio”, recita casi en el final el protagonista de esta historia. En esas pocas palabras, Sergio Mazza logra resumir, a través de su personaje principal, el núcleo principal de la trama. El deseo de ser padre de Marcelo es único e intransferible. Al fin y al cabo su motivación es tener un hijo, no formar una familia.