Sean Anderson vuelve a ser el centro de una aventura de proporciones inesperadas cuando recibe de parte de su abuelo una señal codificada desde una misteriosa isla en medio del Pacífico. Ayudado por Hank, el nuevo marido de su madre, Sean sigue las pistas que lo llevarán a descubrir la fuente de inspiración de Julio Verne, R.L. Stevenson y Swift: una misma isla que originó tres de las obras más importantes de la historia de la literatura.
Junto a un distraído piloto y su hija, Sean y Hank deberán llegar a la isla, rescatar al abuelo Anderson y volver a casa antes de que sea demasiado tarde.
Continuación indirecta del éxito de 2008 “Viaje al centro de la Tierra”, precursora en la vuelta que actualmente vive el cine en tres dimensiones, esta secuela se sostiene con peso propio y no requiere haber visto su sucesora para disfrutarla de igual modo. Si bien es cierto que la solidez del argumento tabalea en más de una oportunidad, el hecho de no haber adaptado un único libro sino tomar como fuente de creatividad tres volúmenes que comparten más de lo que aparentaban a simple vista, es todo un logro que puede llegar a colaborar para que una generación no muy adepta a la lectura regrese a ella. El carisma de Josh Hutcherson y Dwayne Johnson, potenciados por las divertidas participaciones de Luis Guzmán y Michael Caine, nos hacen olvidar la poca gracia y la intrascendencia que tiene Vanessa Hudgens a lo largo de toda la historia.