Vincere

Crítica de Marcos Rodriguez - CineFreaks

El amor fascista

La historia era desconocida hasta hace poco: en los comienzos de su carrera política Benito Mussolini (que por entonces adhería al socialismo) entabló una relación amorosa/pasional con una mujer que lo ayudó a fundar su primer diario y con la cual tuvo un hijo. Un tiempo después, cuando su carrera avanzaba, Mussolini se casó con la que sería su "esposa oficial" y negó toda relación con su primera amante, así como la paternidad de su hijo. Ya con il Duce en el poder, Ida Dalser (esta primera amante) siguió luchando por que se la reconociera como la legítima esposa de Mussolini.

Con esta historia que el fascismo había logrado acallar, Marco Bellocchio (veterano director italiano) dirige la película Vincere, un nuevo acercamiento al tema del fascismo en Italia. Solo que en este caso la perspectiva es diferente: si en un primer momento parece que Vincere va a tratar sobre Mussolini y su ascenso al poder (al cual vemos, por otro lado, desde ángulos nuevos, como su militancia socialista y su figura privada), en algún punto la película se quiebra y quedamos frente a algo nuevo. No es un mérito menor haber construido un Mussolini tan magnético que cuando está llena la pantalla y cuando no está (en esa segunda mitad de la película) su fantasma parece dominarlo todo. En algún punto esta deja de ser la historia de Mussolini y pasa a ser la historia de Ida Dalser (interpretada por la gran Giovanna Mezziogiorno) y su hijo; si se quiere, las primeras víctimas del fascismo.

La gran tersura narrativa de Vincere nos hace avanzar, nos arrastra hacia terrenos cada vez más enraizados en lo melodramático. Algo de la locura de Ida Dalser se impregna en el espectador, lo empuja a su infierno, empapa toda la película que se despliega con grandes momentos cargados de música y tragedia. Bellocchio construye magníficas escenas con tomas largas y planos cerrados, con un manejo muy sobrio de la elipsis, aunque la violencia de ciertos usos del montaje pone en evidencia que esta no es en definitiva una película clásica.

Resulta particularmente interesante el uso que hace Bellocchio de las imágenes de archivo: desde la secuencia de títulos con esa hermosa chimenea que marca el tono de la época (tanto por su humo como por los efectos que recuerdan el cine vanguardista de principios del cine), pasando por Chaplin, noticieros y demás. Pequeños detalles como esos terminan de cerrar la reconstrucción de época y marcan las resonancias de esta película. Sin embargo, si hay una gran creación en Vincere, es la del personaje de Ida Dalser (a quien la Mezziogiorno le pone el cuerpo entero): una mujer apasionada hasta el fascismo. Sus razones, sus amores, su megalomanía, su tragedia son en definitiva lo que se despliega y lo que da alas a todo esto.