Ladrones de copa en mano
Winograd vuelve a apostar a la comedia, género que a esta altura siente como un terreno seguro. Con la dupla Hendler-Bertuccelli como nave insignia, el director de “Cara de queso” y “Mi primera boda” redondea una película entretenida (aunque no hace desternillar de la risa) y aceptable, pese a que peca de previsible. Es la historia de dos ladrones profesionales de alta escuela, que se cruzan casualmente en un museo, en momentos en que una prestigiosa máscara es el objeto del deseo de ambos. Tras engaños cruzados, los destinos de Sebastián (Hendler) y Natalia/Mariana (Bertuccelli) se tocan, o se chocan, según como se mire. Y de pronto una botella de un malbec de Burdeos de mediados del siglo XIX los vuelve a unir. La cara de póker de Hendler es ideal para el personaje, y el actor salva la ropa sin meter los pies en el fango. Bertuccelli hace demasiado de ella misma y no se percibe un atildado trabajo en la construcción de su criatura. Sin embargo, el resto del elenco (Rago, Piroyansky, Leyrado y Alarcón) es sólido en sus interpretaciones y suma jerarquía a la película, con bellos paisajes mendocinos de fondo. Aunque se basa en una estructura de comedia, el filme coquetea con la acción y con el género romántico sin armar ningún pastiche, y eso, hay que mencionarlo, es producto del buen pulso del director. Pese a las observaciones citadas, aún vale la pena verla.