Una mujer no puede ser fea
Violette Leduc (Emmanuelle Devos) fue una mujer llena de fantasmas, de sombras que la atormentaban. Hija bastarda, fea, y con una vida llena de complicaciones durante la guerra, no tenía la preparación intelectual de otros escritores de su misma época, pero sí muchas experiencias para contar.
Luego de leer un libro de Simone de Beauvoir (Sandrine Kiberlain) se obsesiona con ella, busca conocerla, le hace llegar sus escritos y, para su propia sorpresa, Simone los encuentra excelentes.
Esta biopic se centra más que nada en la relación entre ambas escritoras. Simone encuentra fascinantes las historias que Violette narra de modo tan viceral, y cree que debe publicarlas para que el mundo conozca más del segundo sexo.
El carácter frágil y desequilibrado de Violette no resiste las presiones de ser una autora publicada, no tiene la entereza para lidiar con el rechazo y la crítica -lo que lastima aun más su delicada personalidad-, y termina viviendo la insistencia de Simone como una especie de hostigamiento, porque lo que busca es el amor de la escritora, no su apoyo intelectual.
Por la película desfilan varios escritores de la época como Genet, Camus, y se nombra también a Sartre, pero de un modo un tanto forzoso como para contextualizar la historia. La poca importancia que se le da al entorno histórico y social hace que todo se centre más aun en el personaje de Violette, y es Emmanuelle Devos quien sostiene toda las más de dos horas de narración. La química con Sandrine Kiberlain no funciona del todo bien, ya que interpreta a una Simone demasiado fría.
Sin dudas Violette Leduc, es un personaje realmente interesante para hacer un filme, pero este no llega a captar toda su complejidad. Aún así es una muy buena historia, con una gran interpretación por parte de Devos.