Con barbijo en Instagram.
Emma y Stacey Drakeford (Sofia Black-D´Elia y Analeigh Tipton) son dos hermanas de una pequeña ciudad de EE.UU. que viven en un tranquilo pueblo de clase media, van al colegio, van a fiestas, tienen novios, postean fotos en redes sociales y hacen todas esas cosas que hace la gente de su edad.
La vida es feliz y apacible hasta que un virus comienza a expandirse por el lugar, al principio todos creen que se trata solo de una gripe fuerte, pero luego sospechan que puede ser algo más complicado.
De la noche a la mañana el ejército cierra la ciudad y pone a todos en cuarentena, sin dar ninguna información, solo tomando medidas drásticas de control.
En las redes un anónimo personaje dice que el gobierno miente, que no se trata de un virus común y que quienes lo contraen no solo se enferman, sino que también atacan a quienes están a su alrededor. Algo en el virus genera violencia.
Una vez que el espectador descubre el lado “zombie” del virus -un extraño y asqueroso gusano que se mete en quienes se contagian-, el filme no tarda en caer en todos los lugares comunes del género: escenas escatológicas que dan mucho asco, portadores violentos, persecuciones, sangre, sobresaltos, violencia y desesperación.
La película se divide entre la lucha de los protagonistas por sobrevivir y la dramática relación entre las hermanas en esas circunstancias tan desafortunadas, y aunque el vínculo entre ambas es interesante y la química entre las actrices funciona muy bien, el filme no logra destacar entre otros del mismo género, y a pesar de lograr algún que otro momento de tensión el ritmo cae, algunas escenas aburren y el final es predecible.