Dirigida por Brian Goodman y escrita por Marc Frydman, Vista por última vez es un thriller de acción genérico de esos que una esperaba ver por la tele un domingo a la tarde.
Gerard Butler (quien además produce) y Jaimie Alexander, dos rostros conocidos que más allá de algún rol importante nunca lograron destacarse demasiado, interpretan a un matrimonio roto. En los pocos minutos entendemos que ella tuvo un desliz, un affaire, y la pareja por lo tanto se encuentra en un inminente divorcio. Mientras viajan hacia la casa de la familia de la mujer donde él la va a dejar para que pasen un tiempo separados y terminen de decidir quizás el futuro de su matrimonio, se puede percibir todavía cierta complicidad entre ellos. Pero no es suficiente.
En una rápida escena en el prólogo se nos anticipa lo que el título en su idioma original: la mujer secuestrada estaría muerta. El resto de la película empieza con ese viaje que queda trunco a pocos minutos de llegar a destino cuando ella entra a una estación de servicio a comprar algo y nunca regresa al auto. Junto a un policía que al principio no le da demasiada importancia a la desaparición, a la larga fue solo un rato y cualquier mujer puede decidir de un momento a otro irse sola y más con una aparente situación de problemas en la pareja, Will nunca deja de moverse y cuestionar, a veces a la fuerza, para conseguir información, incapaz de entender cómo ella puede haber desaparecido de frente sus ojos.
Toda la película se va sucediendo de un modo esperado, calculado, en poco tiempo, con un reloj que no para de correr. El hombre dispuesto a todo por recuperar a su mujer, el policía que duda de su marido pero de a poco se ve más comprometido, y una situación alrededor que pone en evidencia cuestiones sociales. Vista por última vez cuenta con su cuota emocional y romántica como motivación, la tensión de la desaparición y luego la de verse introducido en un ambiente peligroso, y la suficiente parafernalia (tiroteos y explosiones) como para convertirse en una experiencia disfrutable, entretenida pero también pasatista y bastante olvidable cuando ya se han visto tantas películas parecidas (es como si quizás Liam Neeson ya hubiese estado algo grande para este rol y se lo reemplazó por Gerard Butler, que un poco parece seguir sus pasos con una filmografía que se tornó poco interesante desde 300 e incluso con una saga a cuestas que lo tiene como protagonista: la que empezó con Olympus has fallen).
Tan de manual y efectista al mismo tiempo que sin dudas enganchará a quienes disfrutan de este tipo de espectáculos. Su ritmo vertiginoso, con cámaras que intentan seguir la acción, le juega a favor en contraposición con lo predecible de su trama. En el medio además se incorpora una serie de flashbacks entrelazados que terminan de desarrollar el conflicto matrimonial entre dos personajes que por fuera de la pareja apenas tienen dimensión.
La película tuvo un estreno limitado en las salas de Estados Unidos y la crítica norteamericana no la acompañó pero recientemente se estrenó en Netflix y se convirtió en una de las más vistas. Allí parece haber encontrado su lugar.
Gerard Butler se entrega con convicción a un personaje nervioso y desesperado, entiende en qué tipo de película está. Por momentos algo ridícula (hacia el final especialmente), con situaciones inverosímiles y un ritmo ágil y frenético y muy buen manejo de la tensión, Vista por última vez es una película de acción cumplidora que olvidaremos al ratito de finalizarla.