El director irlandés Paddy Breathnach (Niebla roja) presenta Viva, una película que muestra que, pase lo que pase, no hay nada más fuerte que el amor entre un padre y un hijo.
El film se centra en Jesús (Héctor Medina), un joven cubano de 18 años, que se gana la vida trabajando como peluquero en su barrio y, además, arregla pelucas en un club de drag queens. Jesús comienza un trayecto por el que, a través del arte del transformismo, intenta encontrar su verdadera identidad y aceptarse tal cual es. Todo cambia cuando reaparece su padre.
Ángel (Jorge Perugorría), padre de Jesús, había sido un exitoso boxeador que, luego de matar a una persona en una pelea callejera, estuvo preso por un largo tiempo. Luego de 15 años, y con una fuerte adicción al alcohol, reaparece en la vida de su hijo e intenta recuperar ese vínculo que parece completamente perdido.
Viva es un recorrido hacia la identidad, hacia el descubrimiento y la aceptación, hacia las segundas oportunidades pero, sobre todo, es un viaje hacia la redención: un hijo que deberá superar el rencor (y el dolor) para finalmente poder perdonar; un padre que tendrá que luchar para recuperar el amor de su hijo y, asimismo, pelear contra sus demonios internos.
La música es uno de los aspectos más importantes del film ya que crece a medida que lo hace el relato. Cada canción se acopla con las diferentes escenas y adquiere las tonalidades que éstas van tomando. La banda sonora, que cuenta con canciones de Rosita Fornés, de Massiel y de Blanca Rosa Gil, realza los sentimientos y los miedos más profundos de los distintos personajes.
Si bien Viva cae en algún que otro lugar común (como el típico protagonista que se encuentra perdido pero que descubre su identidad), destaca por sus actuaciones y, sobre todo, por la manera en la que logra mostrar lo conflictivo pero, finalmente, incondicional que puede llegar a ser el amor entre un padre y un hijo.