Boston en tiempo de gángsters
Desde su festejado debut como realizador en 2007 con Desapareció una noche, y su también afortunada incursiones en otra historia bostoniana de Dennis Lehane igualmente bien recibida (Atracción peligrosa) y coronada por el Oscar de Argo, Ben Affleck se ha mostrado, si no como un gran creador, como un cineasta probadamente competente.
Esta nueva experiencia puede no haber resultado similarmente lograda. Pero sin duda, aunque Affleck no ha perdido el buen ojo para seleccionar sus proyectos, los resultados no alcanzan aciertos estilísticos comparables, en parte por la sobreabundancia de material argumental, en parte también por cierto desorden narrativo que conspira contra la claridad de la narración. Al mismo tiempo, el film plantea ciertos conflictos para el futuro de la sociedad autoral, cuyo trabajo tan bien recibido fue por los amantes del cine de gángsters, ya porque aquí acusa cierta pereza creativa (la herencia de otros títulos del género es visible) como porque conduce a la historia a un final como mínimo problemático.
El tributo al memorable cine de gángsters de la Warner de los 30 -el de los Cagney y los Bogart- no consigue siempre transmitir aquella fuerza ni su poderosa unidad estilística a pesar de sus aciertos de ambientación y sus abundantes y ricos personajes. muchos de los cuales bien hubiesen merecido mayor desarrollo, en especial porque cuenta con un elenco generoso en talento.