La historia de Michael “Eddie” Edwards no la conocía. El actor Dexter Fletcher dirige su tercer largometraje, en este caso inspirado en la vida de este inusual, pero valeroso saltador de esquí británico que nunca tuvo cualidades atléticas, pero que a pesar de ésto, y de la exclusión de sus pares, dedicó su vida, desde muy temprana edad, a conseguir un objetivo: convertirse en atleta olímpico.
Taron Egerton, quien hizo su debut protagónico en “Kingsman: El Servicio Secreto” (2014), de la mano de Matthew Vaughn, aquí productor del film, interpreta muy pero muy bien a “el Águila”, apodo con el que se conoció a este deportista, célebre por ser el primero de la historia de nacionalidad británica en haber participado en un Juego Olímpico de Invierno, los de Calgary 1988 (en Canadá) en la especialidad.
Es muy interesante ver cómo Eddie, convencido de que tiene que demostrarle a todos que se equivocan con respecto a él, especialmente a su padre Terry (Keith Allen), va superando las trabas que se le presentan en el camino. Una de ellas, son los requisitos que le imponen las autoridades de la mismísima Asociación Olímpica Británica. Pero nada detiene al testarudo Eddie.
Y la mejor parte es cuando aparece el personaje de Hugh Jackman, quien interpreta a Bronson Peary, un talentoso ex-miembro del equipo norteamericano de salto de esquí, rebelde y entregado al alcohol, que ayuda a Eddie a entrenarse. Es muy divertido ver cómo es convencido por el protagonista.
“Volando Alto” es una entretenida biopic que combina el humor con momentos emotivos y un gran despliegue visual con espectaculares saltos de ski en los paisajes de Alemania. La banda sonora, con la canción “You Make My Dreams Come True” de Hall & Oates incluída, acompaña muy bien el relato. Un film inspirador que, si bien está repleto de fórmulas y clichés que ya hemos visto en producciones de este tipo, tiene un claro mensaje: nunca permitas que te digan que no podes hacer algo.