En su segundo largometraje, el realizador belga Bavo Defurne presenta Volver a empezar: una película protagonizada por Isabelle Huppert.
En esta ocasión, la actriz que este año recibió una nominación al Óscar por su papel en Elle: abuso y seducción se pone en la piel de Liliane, una mujer que trabaja en una fábrica de paté. Allí es donde conocerá a Jean (Kévin Azaïs), un joven de 21 años que aspira a ganar el título de boxeador profesional, y quien deja al descubierto el pasado oculto de la protagonista. Es que Liliane, en un tiempo remoto, fue Laura: una cantante de Eurovisión que estuvo a punto de ganarles en ese concurso a los mismísimos ABBA.
A medida que avanza la trama, y haciéndole juego al nombre de la película -al menos al español, ya que su título original es Souvenir– dos cuestiones volverán a resurgir en la protagonista: por un lado, una nueva oportunidad al amor y por otro lado, su pasión por la música. Con la ayuda de Jean, quien cumplirá el rol de interés romántico, Liliane buscará hacer resurgir su carrera, la cual se disolvió de un día al otro tras una pelea con su manager.
A pesar de que la relación entre ambos personajes sea uno de los focos principales del film, la realidad es que nunca se siente una verdadera química. Si bien el vínculo no se desarrolla de una manera forzada a pesar de sus diferencias -ella, mujer adulta e independiente; él, joven que aún vive con sus padres-, la atracción entre ellos resulta inexistente: no resulta ni a nivel sentimental ni a nivel sexual.
Volver a empezar se pierde en el propio esfuerzo por tratar de ser un drama romántico cómico. Si bien esa combinación es posible -y se ha visto innumerables veces en la historia del cine-, en esta oportunidad, se presenta un guion que, en su intento por querer profundizar en cada punto, termina perdiéndose en el camino. Finalmente, se tiene como resultado un film que no logra ninguno de sus objetivos: no es divertido ni tampoco emociona.
El poco desarrollo de los personajes secundarios, es otro de los motivos en donde falla el guion. Esto se deja ver sobre todo en el personaje interpretado por Kévin Azaïs. Sus motivaciones son puestas en un plano completamente secundario. Su existencia parece estar sólo para impulsar a la protagonista a dar el paso hacia los escenarios y, en algún que otro momento, para ser su interés amoroso.
Dejando de lado los puntos en los que el segundo film de Bavo Defurne no cumple, cabe destacar de manera positiva la actuación de Isabelle Huppert, quien una vez más demuestra su talento en pantalla. A pesar de las múltiples fallas en el guion, la actriz francesa interpreta, una vez más, a su personaje de una manera sólida y convincente.