Aventura 2.0.
Nunca es tarde para hacerle llegar a la platea infantil el mensaje de cómo internet ha cambiado la vida de todos, en especial, la de ellos mismos. Por eso, en WiFi Ralph (secuela de Ralph, el demoledor) se pretende construir una pequeña fábula sobre la amistad, la madurez y el descubrimiento, siempre utilizando el universo digital a favor.
Ralph y su amiga Vanellope, tienen una vida cómoda y despreocupada en el salón de juegos arcade, hasta que un día el dueño del lugar tendrá la brillante idea de instalar una red de WiFi, lo que provocará grandes cambios entre los personajes ante la incertidumbre de hacia dónde conduce ese misterioso portal.
Sabido es que los viejos videojuegos que en su momento fueron furor entre los jóvenes de los años 80 han encontrado su final con la llegada de Internet y las adictivas tentaciones que propone. WiFi Ralph podría haber caído en la obviedad de utilizar la nostalgia como punto fuerte de la trama, pero sorprendentemente se volcó hacia otra dirección, mucho más fructífera y, sobre todo, moderna.
Internet ya no es el enemigo que destruye todo lo bueno, sino un nuevo vehículo para conectar con otros aspectos de la vida que antes eran desconocidos. A su vez, ayuda a los protagonistas a crecer y a darse cuenta de que todas las relaciones llegan a un punto de quiebre donde hasta las mejores amistades requieren madurar y los finales felices tan típicos de Disney no siempre son los esperados.
Claro que Disney hace su aporte aprovechando la excusa del ciberespacio como lugar de desarrollo de la película, donde puede dar rienda suelta a la burla y la autoparodia como otro condimento humorístico y un guiño a los nostálgicos de los clásicos infantiles.
Si bien WiFi Ralph no innova del todo y se mantiene en la misma línea que su antecesora, aún con unos cuantos años de diferencia, contagia el espíritu modernista de las nuevas tecnologías y las redes sociales, abordando temas que siempre están en el ojo de la tormenta para los adultos y no tanto para los chicos. Es con todas las letras una película para todo público, sin caer en clichés ni obviedades. Es de esos filmes que no pasan inadvertidos en vacaciones y brindan el toque justo de diversión para grandes y chicos.