EL FIN DEL MUNDO, DE NUEVO
La galería de mutantes siempre en expansión del universo X-Men llega -una vez más de la mano de Bryan Singer– a una “conclusión” (estas películas parecen no tener final) donde la idea -remanida- es la de un villano superpoderoso que busca la solución final. Los mutantes tienen que luchar contra este proto-mutante, un Oscar Isaac absolutamente desaprovechado. ¿Dónde está el carisma del actor hondureño? debajo de un kilo de maquillaje. Y el material que le dieron no ayuda, algunas de las frases de Apocalypse dan verguenza.
No queda claro porqué que el más poderoso mutante necesita a los cuatro jinetes (Psylocke, Storm, Angel y Magneto) ya que su increíble poder -superior al de cualquier mutante en solitario- queda de manifiesto en cada escena. Y cuando su plan de acabar mundo empieza tomar forma, hay poco en perspectiva para ponerlo en contexto, por lo que es difícil apreciar la magnitud de la apuesta. El clímax, por ende, llega sin sorpresas.
Los ochentas -donde se desarrolla la acción- le dan a Singer la posibilidad de jugar con el contexto cultural, y los guiños confluyen en la mejor escena de la película, el rescate de Quicksilver con Eurythmics de fondo.
Una escena en la película encuentra a los mutantes saliendo del cine luego de ver “El regreso del Jedi” y comentan “Se sabe que las terceras partes son siempre las peores”, luego de “First Class” (2011) y “Days of the Future Past” (2014), la broma resultó premonitoria.