Mucho podrá leerse acerca de cómo ésta, la tercera entrega de la nueva línea temporal de la saga de X-Men (es más complicado decirlo que entenderlo, realmente), es la película más floja de dichos superhéroes. Las argumentaciones responden al casting (cuestionable en cuanto a varios "no tan nuevos" personajes como Jean Grey, cierto), la dirección, el exceso de efectos visuales y, especialmente, el desarticulado guión que abarca más de lo que puede controlar. Todos esos argumentos son válidos y -nobleza obliga- es difícil contradecirlos.
Sí, grandes actores como Michael Fassbender (Magneto) parecen desaprovechados frente a una línea argumental que los ubica casi como meros accesorios de un villano estereotipado (el también desperdiciado Oscar Isaac), y los efectos visuales, orientados fundamentalmente al desgastador 3D de los anteojitos que no parecen terminar de morir, no están a la altura de otras producciones contemporáneas. Todo eso es cierto pero, aún así, el sentido de aventura, acción y una cierta inocencia que le escapa al tono lúgubre que últimamente abunda en este tipo de producciones, hacen de X-Men: Apocalipsis un film enormemente placentero.
Bryan Singer y sus guionistas, Simon Kinger y Michael Dougherty, apuestan a la renovación de la saga principalmente a través de la incorporación de un nuevo villano: Apocalypse, un ser cuasi-todopoderoso que cuenta con el atractivo de ser el primer mutante, despierta envuelto en una tormenta de ira al descubrir que los humanos son quienes hoy dominan el planeta, y no los "seres superiores" como él y sus discípulos. Sin demasiado desarrollo (hay que reconocer que una mejor caracterización no sólo era posible sino muy necesaria), esta semi-deidad se dedica a reclutar a sus "jinetes" del Armagedón y se pone como objetivo no diezmar sino sencillamente erradicar al planeta de su peor plaga: los hombres.
Pese a sus no pocos desaciertos, X-Men Apocalypse funciona en el sentido más estrictamente lúdico (ahí está el festejado personaje de Quicksilver haciendo sus gracias para demostrarlo) de la palabra "aventura", y por ello se convierte un capítulo desparejo pero también bienvenido para una saga que pedía a gritos un poco de renovación.