El cineasta Greg Berlanti, co-creador de series como The Flash y Arrow, presenta Yo soy Simón: una película basada en el best-seller homónimo de Becky Albertalli.
Simón es un joven de 17 años que, a simple vista, tiene una vida común y corriente. Tiene una familia de clase media tradicional y comprensiva y un grupo de amigos incondicionales. Todo parece normal en la vida del protagonista pero, como anticipa al comienzo de la trama, “tiene un secreto gigantesco”: es gay y, hasta el momento, no se animó a decírselo a nadie. Todo se modifica cuando intercambia un mail con Blue, un joven de su instituto que, de forma anónima y a través de un blog, comunica que es homosexual.
Simón comienza a hablar día tras día con Blue. Le cuenta cómo descubrió su orientación sexual, sus miedos y sus deseos. Por un tiempo todo continúa con la monotonía de siempre, hasta que un día alguien descubre su secreto. Esa persona comienza a chantajearlo y a amenazarlo con contar toda la verdad en caso de que no haga lo que le pide. Simón no sólo tiene miedo de que esta persona cuente todo -ya que es algo que sólo a él le corresponde cómo y cuándo decirlo-, sino que también teme por cómo podría afectar esto a su nuevo amigo/amor virtual.
Yo soy Simón logra plantear la diversidad sexual de una manera correcta, focalizándose en el discurso de la igualdad. No cae en los clichés en los que durante muchísimos años fueron encasillados los homosexuales: afeminados, buen gusto en la moda, personalidades extrovertidas. Tampoco se muestra un personaje atormentado por su preferencia sexual -otro lugar común en estos casos–. Simón, tal como dice él al inicio, es un joven común y corriente al que simplemente le gustan los hombres.
Si bien la película podría considerarse algo innovadora dentro de lo que es el coming of age (FOX es el primer gran estudio de Hollywood en realizar una producción del género protagonizada por un joven homosexual), el guion cae en casi todos los lugares comunes habidos y por haber: jóvenes con hormonas disparadas, amigos secretamente enamorados, bravucones que se burlan de los más débiles, etcétera.