Zambezia

Crítica de Lucía Agosta - EscribiendoCine

Un paseo por África

El debate sobre si vale la pena ir a ver una película en 3D, es recurrente en el espectador, que muchas veces lamenta haber pagado un poco más solo para llegar a la conclusión de que no hubo grandes diferencias que con las que se ven en la proyección 2D. Con Zambezia (2011), ocurre todo lo contrario, ya que se sirve de las tres dimensiones para envolvernos aún más en las escenas de acción en donde las aves zambonianas despliegan sus alas sobre tierras Africanas.

Kai es un joven halcón que vive en las afueras del África junto a su padre Tendai, quien se encarga de entrenarlo y de enseñarle todo lo que sabe. Pero lo que Kai desea más que nada en el mundo, es salir de ese lugar y conocer nuevas aventuras, y es una visita repentina, lo que lo llevará a viajar a Zambezia, la ciudad de las aves, en donde conocerá cual es su verdadero origen, y entenderá lo que significa vivir en comunidad.

Esta película producida íntegramente en Sudáfrica, genera en el espectador un sentimiento casi automático de querer visitar estas tierras apenas aparecen los créditos finales. Se percibe la intención que tuvo el director Sudafricano Wayne Thornley de mostrar una visión mágica de las tierras Africanas, a través del despliegue de colores, las escenas que ocurren en el Lago Victoria, los animales, y la música, reflejando en el film la pasión del director sobre esta región.

Es una verdadera lástima que no se haya puesto el mismo énfasis en la estructura narrativa, en donde se repite un esquema que ya está agotadísimo, a través de un personaje con una personalidad inquieta y curiosa, que siempre se diferencia del resto de sus compañeros por pensar diferente y por cuestionarse cosas que nadie se cuestiona.

El halcón protagonista del film, reúne exactamente estas características, que son las mismas que hemos visto en tantos otros personajes de Pixar, Fox y Disney. Entre ellos, Remy en Ratatouille (2007), Mumble en Happy Feet, Rompiendo el Hielo (2006), Po en Kung Fu Panda (2008) y hasta lo vimos con Theo en la reciente Turbo (2013). La lista sigue.

De los ejemplos mencionados, Ratatouille y Kung Fu Panda forman parte de la excepción a la regla, en donde ambos personajes superan este estereotipo contando con más matices y siendo mucho más complejos e interesantes que los otros. Lamentablemente Kai no forma parte de esta excepción, y lo mismo ocurre con el argumento del film, que cae en la ya aburrida moraleja de “juntos todo es mejor” llegando así a un desenlace esperado desde el minuto uno y que resulta demasiado empalagoso.

La película se refugia en la excusa de que apunta a un público infantil, pero muchas producciones que también se dirigen a este target, (como las infinitamente superiores Toy Story, 1995, o UP Una Aventura de Altura, 2009), cuentan historias que pueden ser disfrutadas para grandes y chicos.

Si el espectador está buscando una película para ver en 3D, Zambezia es una muy buena opción y vale la pena verla en este formato, pero el film decepcionará en otros aspectos.