El hilo fantasma es el nuevo film del célebre director y guionista estadounidense Paul Thomas Anderson, realizador de películas como Boogie Nights, Magnolia,Embriagado de amor, Vicio propio, entre otras. A partir del jueves 15 de marzo, podrá verse en los cines argentinos. La cinta nominada a los premios Oscar en las categorías de Mejor Película, Director y Actor, entre otras, cuenta con las brillantes actuaciones de Daniel Day-Lewis (Lincoln, Pandillas de Nueva York, Petróleo sangriento, Mi pie izquierdo), Vicky Krieps (Gutland, El joven Karl Marx, Hanna) y Lesley Manville (Una cita en el parque, Rupture, Maléfica). El señor Reynolds Woodcock, interpretado por Daniel Day-Lewis, es un diseñador de alta costura de la Inglaterra de los años ’50 que convive con su hermana Cyril, Lesley Manville, quien también es su asistente, consejera y su mano derecha hasta en cuestiones amorosas, su sostén. Woodcock es un hombre solitario, muy minucioso, obsesionado con su trabajo, quisquilloso. Estas virtudes que lo llevan a ser quien es en el mundo de la moda se vuelven en su contra a la hora de necesitar compañía. Su alma solitaria sueña con su madre, sueña que la ve, la siente en esa casa que huele a muerte, donde todo se encuentra hilvanado a la perfección, fantasea con la aprobación de ella, sueña con ese hilo fantasma. Sin embargo, el señor Woodcock intenta, busca, cortar ese hilo delgado que existe entre su realidad y sus fantasías, y conoce a Alma, protagonizada por Vicky Krieps, quien es camarera en un restaurante. Probablemente lo que lo atrajo de ella fue su torpeza, su ordinariez, sus malos modales escondidos en las medidas perfectas para los vestidos del diseñador. Alma acepta salir con él y el desafío de llevar un vestido hecho a su medida, que la contenga y la enaltezca, porque de esa manera puede lucir su cuerpo, valorarlo, desearlo y, sobre todo, aceptarse a sí misma. No obstante, la camarera no es el prototipo de pareja para Woodcock, son de clases sociales distintas, sin embargo, en esa relación conviven fantasías, miedos, deseos, ganas de romper estructuras, normas, medidas. El hilo fantasma tiene diversos planos de análisis. Como nos tiene acostumbrados, el director de The Master no muestra algo digerido al espectador, sino que lo interpela, lo lleva a preguntarse y a elaborar múltiples lecturas. En esto radica la riqueza del cine de Paul Thomas Anderson.
El cineasta español Alex de la Iglesia, director de filmes como La Comunidad, Crimen Ferpecto, Perdita Durango, entre otros, vuelve a la pantalla grande con Perfectos Desconocidos, una remake de la película italiana con nombre homónimo dirigida por Paolo Genovese (Inmaduros e Incantesimo napoletano). A partir del 8 de marzo, se encontrará en la cartelera de los cines argentinos. Un grupo de amigos comparte una cena un día especial, esa noche hay luna de sangre, un eclipse lunar que, según la mitología, enloquece a la gente. Los anfitriones de la velada son Eva, interpretada por Belén Rueda (Séptimo, El orfanato y Mar Adentro) y Alfonso (Eduard Fernández, actor de Truman y La piel que habito), que recibirán a los recién casados Eduardo y Blanca, protagonizados por Eduardo Noriega (Abre los Ojos y Tesis) y Dafne Fernández (Un paso adelante) y a Antonio y Ana, interpretados por Ernesto Alterio (Las viudas de los jueves y El método) y Juana Acosta (Vientos de la Habana), quienes son también pareja en la vida real. Entre sarcásticas charlas, todos esperan ansiosos la llegada de Pepe (Pepón Nieto, Mi gran noche) que presentará a su nueva pareja. Dada la ocasión especial y que todos se jactan de no tener nada que ocultar, Blanca propone un juego para pasar una noche distinta: Dejar los teléfonos celulares en la mesa y que el primer mensajito que llegue sea leído en público. Esto traerá serios problemas entre las parejas y los amigos, ya que comenzarán a “sacarse los trapitos al sol”. El guion original de Filippo Bologna, Paolo Costella, Paola Mammini, Rolando Ravello y Paolo Genovese, quien también dirige el filme italiano, se destaca por aggiornarse a los tiempos del mundo actual sumergidos en la nueva tecnología que ha provocado un cambio en la comunicación interpersonal a través del smartphone y redes sociales, y plantea algunas preguntas a reflexionar: ¿Los teléfonos celulares y la nueva tecnología nos expone a situaciones que no queremos compartir? ¿se ha perdido la intimidad? ¿está toda nuestra vida en un smartphone? ¿cuál es el límite entre lo privado y lo público? La película cuenta con excelentes actuaciones. Como es típico del cine de Alex de la Iglesia, este film tragicómico que bordea al género fantástico transita por momentos románticos, de incertidumbre, misterio, de pura ternura y de muchísima risa.
Greta Gerwig debuta en su rol de directora con Lady Bird, nominada a los premios Oscar como Mejor Película. Esta vez da un paso en solitario, ya que en 2008 codirigió con Joe Swanberg el film Nights and weekends. Esta ópera prima de Gerwig, por la que está nominada como directora y también como guionista para los premios de la Academia, podrá verse a partir del 1 de marzo en los cines de Argentina. Christine, interpretada por Saoirse Ronan (nominada al Oscar como mejor actriz, también actuó en El gran hotel Budapest), es una adolescente que se encuentra finalizando la secundaria en un colegio católico de Sacramento, una ciudad del estado de California, Estados Unidos, el mismo lugar de donde es oriunda Gerwig, por lo que da la sensación de que es un trabajo autobiográfico. Christine se hace llamar Lady Bird, quizás por las ganas de volar de su ciudad natal en la que, por su adolescencia en plena ebullición y sus efervescentes ambiciones, no encuentra su lugar en el mundo. Al finalizar sus estudios secundarios, debe escoger una universidad, decisión que no será fácil debido a los problemas económicos que enfrenta su familia y la relación complicada, tensa y contradictoria con su madre (Laurie Metcalf, nominada al Oscar como mejor actriz secundaria). Lady Bird prefiere ir a estudiar a la cuna de la movida cultural, Nueva York, o a cualquier otra ciudad de la Costa Este, donde pueda encontrar -o encontrarse- un mundo distinto a Sacramento. Durante la búsqueda de la nueva casa de estudios, Lady Bird se tropieza, cual adolescente, con algunas conquistas amorosas -sus dos amoríos son interpretados por Lucas Hedges (3 anuncios por un crimen, Manchester frente al mar, entre otros) y Timothée Chalamet (Llámame por tu nombre, Homeland, Interstellar)-, tendrá que lidiar con su comportamiento “rebelde” dentro de la institución escolar –algo que se ve cuando descoloca con un comentario a una educadora antiabortista- y mejorar sus bajas calificaciones, que son un gran impedimento para poder acceder a alguna universidad de la Costa Este del país. Lady Bird vive en una casa humilde, en “el lado equivocado de las vías”, así es como ella la ubica cuando sus compañeros de escuela le preguntan dónde vive. Su padre se encuentra desempleado, es por eso que la madre debe hacer doble turno en el hospital psiquiátrico donde trabaja, y su hermano, quien vive con ellos, es un profesional, pero se gana la vida como cajero. Dada la situación socio económica familiar, el esfuerzo de los padres por pagar la escolaridad de su hija generará contradicciones, tanto en Lady Bird, por ver el estilo de vida que llevan sus compañeros que en su mayoría tienen un celular y viven en casas glamorosas, como en su familia que le inculca valores que se contraponen a la idea del mundo que deviene del tipo de escuela elegida. Lady Bird se destaca por ser una película que nos remite a la etapa de la adolescencia, al momento del despertar sexual, al cuestionamiento hacia los padres, al “sueño” de la independencia o, tal vez, al escape hacia otros horizontes, y por sobre todo, a la búsqueda ineludible de la identidad.
El documental TransformacIón del director cordobés Iván Wolovik registra el momento de grabación del último disco, denominado también Transformación, del cantante y compositor Roberto “Palo” Pandolfo. En este trabajo discográfico, Pandolfo pone el énfasis en la grabación en vivo donde, según el músico, puede notarse el verdadero valor artístico. Una nota de color es que participan Ricardo Mollo, Hilda Lizarazu y Los Tipitos como invitados. En el film se ven distintos momentos del proceso creativo del músico, acompañado por la banda La Hermandad, integrada por Mariano Mieres (guitarra y coros), Alito Spina (bajo y coros), Carlos Fernández (batería y coros) y Gerardo Farez (teclados), en los cuales está presente la filosofía oriental que pregona Pandolfo. Algo que se explicita mostrando a un profesor de yoga dando una clase a los músicos en el medio del set de grabación. El documental, que podría inscribirse en el subgénero de rockumental, intenta ser un registro espontáneo de la producción de un disco, pero dicha intención no se refleja en la pantalla. Se abusa de los primeros planos del músico dejando fuera de campo el trabajo artístico del resto de la banda. Además, se ven diálogos telefónicos forzados; se lo muestra a Pandolfo haciendo un top five de sus discos preferidos frente a una cámara, quedando esto descontextualizado de la grabación del álbum en cuestión; o también, contando que en sus inicios trabajó como cadete apelando a generar una complicidad con el espectador, ya que el músico también vivió las mismas situaciones que el común de la gente. El producto final termina siendo una impostura en la que se explicita la intención artística en lugar de mostrar de forma natural con imagen y sonido la grabación del disco en vivo, no alcanzando así la premisa también explicitada al inicio de la película de que se viera la magia de la creación artística.
Llámame por tu nombre es el nuevo film del cineasta italiano Luca Guadagnino (director de A bigger splash), basado en la novela de André Aciman que lleva el mismo nombre, con guion adaptado de James Ivory, nominado recientemente en esta categoría para los Premios de la Academia y en su rol de director por películas como Lo que queda del día, La mansión Howard y Un amor en Florencia. Esta candidata al Oscar se estrenará el próximo 22 de febrero en la cartelera argentina. La película no sólo se destaca por su particular guion, sino por el arte fotográfico de la mano del tailandés Sayombhu Mukdeeprom, colaborador del gran realizador Apichatpong Weerasethakul, y además, cuenta con las brillantes actuaciones de Armie Hammer (actor de Red social), Timothée Chalamet (actuó en Homeland e Interstellar), Michael Stuhlbarg (The post y La forma del agua), Amira Casar, Esther Garrel y Victoire Du Bois. Hammer y Chalamet despliegan sensualidad y frescura, mientras que Stuhlbarg y Casar muestran contención, aplomo y sabiduría. La historia se centra en la relación entre un adolescente de 17 años, Elio Perlman (Chalamet) y Oliver (Hammer), un estudiante norteamericano de 24 años. Transcurre en un pueblo de la región de Lombardía, en la Italia septentrional. El padre de Elio (Stuhlbarg) es un profesor especializado en la cultura greco romana que recibe cada verano estudiantes para trabajar como becarios. Este verano del año 1983, Oliver es el elegido. Elio es la figura preciada de la casa. Cuando los padres reciben visitas, él es el encargado de deleitar la noche con sus versiones de Bach tanto en piano como en guitarra. El adolescente habla tres idiomas, como su políglota madre que trabaja de traductora. Oliver es engreído y bien recibido en esta familia que ostenta intelectualidad, algo que a Elio le incomoda en un principio, pero que luego, o “later”, la muletilla de Oliver, será motivo de atracción para él. Elio y Oliver emprenden paseos en bicicleta, ya que el primero tiene el compromiso de llevar a conocer el pueblo al huésped. En este tiempo a solas comparten charlas sobre literatura, música, chapuzones en la piscina. La tensión sexual latente hará que comience un apasionado romance de verano. Esta historia, que podría integrar la lista de cine queer, tiene la particularidad de optar por una mirada desprejuiciada, como se demuestra en el emotivo monólogo que tiene el comprensivo padre de Elio hacia el final del film. Este romance a escondidas que vivencian los protagonistas comienza a ser socialmente aceptado desde la poderosa mirada de los padres del adolescente.