La Academia de las Musas:
Atrapados por palabras
Continúa en la Sala Azul del Cine Universidad esta compleja película del español José Luis Guerín, que nos muestra las complejas relaciones entre un profesor de filología y sus alumnas.
"La academia de las musas” es densa y tiene muchas palabras. Casi como un tratado filosófico: puntualmente, casi como un tratado de estética, porque los temas que se mantienen a flote en esta extensa batalla dialéctica son el arte, la relación del hombre con la belleza y, fundamentalmente, el amor.
De entrada, el filme se presenta como la “experiencia pedagógica del profesor Raffaele Pinto”, filmada por el español José Luis Guerín (“En construcción”, “En la ciudad de Sylvia”). Pero, aunque nos sea vendido como un documental, eso no es más que un rótulo, cuyo propósito es persuadirnos: Guerín quiere que miremos estos 92 minutos con ojo voyeur.
¿Y qué es lo que vemos? En principio, las clases de un filólogo italiano en la Universidad de Barcelona. Él, sin dudas erudito y a la vez magnético en su forma de explicar, toma como punto de partida “La divina commedia” para repasar la relación del hombre con sus musas. Del otro lado de la tarima, vemos a sus alumnas (porque los pocos alumnos están como ausentes) atrapadas, cautivas de las lacciones de Pinto, pero a la vez activas para discutirle.
Hasta aquí, vemos una inteligente red de alusiones filosóficas, literarias, históricas, mitológicas, pero a medida que avanza la película el espectador entra en calor, porque a esa red se suma otra: la que Pinto teje con algunas de sus alumnas y, finalmente, la que se empezará a formar entre ellas mismas.
Alguna le pedirá una opinión sobre un poema, otra sobre la posibilidad de volver a la belleza más orgánica y primitiva (la “Arcadia” de Sannazaro). Pero, sin dudas, el personaje que robará toda la atención al espectador (y le dará ese necesario remanso de carcajadas entre tanta espesura) es el de la esposa del profesor, en el filme y en la vida real, Rosa Delor i Muns.
Ella toma el lugar de la musa entrada en años; ella es quien pone la observación filosa. Es directa: “El amor es un invento de la literatura”, dice. Es ácida: “Tú no eres Sócrates y tus clases no son El banquete”, le critica. Es cínica: Se vanagloria de que será la editora de los sonetos que su marido le compone a otra de sus musas.
Los diálogos más contundentes de la película están filmados a través de cristales, que reflejan los ambientes exteriores.
Probablemente Guerín acudió a este recurso para dejar en evidencia al espectador: podemos mirar, pero no tanto; podemos creer que sabemos, pero todo acceso a la realidad está mediado por artefactos (el lenguaje es uno más).
“La academia de las musas” (España, 2015, 92 minutos). Apta para todo público. Dirección de José Luis Guerín. Actúan Raffaele Pinto, Emanuela Forgetta, Rosa Delor i Muns, Mireia Iniesta, Patricia Gil y Carolina Llacher.
A sala llena, lleva varios sábados en cartel en el Cine Universidad.
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