Hace ya más de 40 años que la obra maestra del director italiano Darío Argento fue estrenada en salas marcando un antes y después en la narrativa del cine de terror europeo, contando una espeluznante historia que estremeció y hoy en día sigue impactando a los espectadores fanáticos del género. Este año, llega a los cines argentinos un remake dirigido por Luca Guadagnino, quien fue aclamado en 2017 por estar detrás de Call Me By Your Name, otorgando una mirada completamente diferente a la original, pero que logra mantener la esencia que hace al clásico un filme tan característico.
A veces salir de lo convencional al tratar de contar una historia, ya sabemos que hay una estructura a la cual se debe seguir, y más allá que sea una buena elección salir del molde y tratar de destacar de forma u otra, tal vez no sea siempre la mejor opción hacer caso omiso a la narrativa clásica.
Las películas de suspenso psicológico siempre son bienvenidas. Las nuevas propuesta que otorgan los artistas a través del guión o la dirección, siempre tienen mucho qué contar, y por gracias a ello, existe un sinfín de gamas dentro del mundo del thriller. Debido a que el género tiene una alta expectativa dentro del mundo de los fanáticos, quienes están acostumbrados a obras del calibre de Lynch, Hitchcock y un largo etcétera, por lo que es difícil cumplir con lo que los espectadores y los críticos buscan.
Hay veces que las filmografías de ciertos directores no hacen justicia por la forma en la que estos pueden contar sus historias, tal vez por falta de experiencia o simplemente porque las ideas para los filmes nunca terminaron de cerrar. Karyn Kusama es una cineasta con una carrera no tan larga, por lo menos no como directora, y no cuenta con películas memorables, hasta ahora.
Ya vimos la capacidad que tienen los diferentes guionistas y directores de la Casa del Ratón para hacer una historia que quede en nuestras memorias, que cada vez que las recordemos lo hagamos con una sonrisa. Ya sea porque nos recuerda a nuestra infancia o porque la película simplemente es buena y nos sacó más de una risa.
El género slasher vuelve de a poco a las pantallas de los cines, revitalizando un poco a aquellos ansiosos de ver asesinatos, sobre todo de adolescentes, y un asesino peculiar.
El clímax del filme logra jugar con los recursos filmográficos de una forma maravillosa, haciendo que cada segundo sea una eternidad.
En los años 70's, un exitoso abogado encuentra que su aparente perfecta vida se ve amenazada por un detective privado que comienza a indagar dentro de la misma.
Charlie Thompson, un chico de quince años que queda solo al morir su padre, emprende junto a un caballo de carreras robado un peligroso viaje en busca de su tía, de la cual no tiene noticias desde hace tiempo, y un nuevo hogar.
Rose Byrne y Ethan Hawke brillan en 'Juliet, Naked', una película que mezcla sin miedo, los temores de la adultez, la música y el amor. Cuando uno va al cine a ver una comedia dramática, tal vez no sepa del todo que le va a tocar ver. Esta vez Jesse Peretz, quien dedicó gran parte de su carrera al cine y la televisión de este género, nos trae una adaptación del libro de mismo nombre del escritor británico Nick Hornby; quien ya había logrado la adaptación fílmica de una de sus obras con Alta fidelidad (High Fidelity, 2000) dirigida por el cineasta Stephen Frears. Annie (Rose Byrne) quien lleva una larga y aburrida relación con Duncan (Chris O'Dowd), quien particularmente está obsesionado con un cantante (olvidado) de los noventa: Tucker Crowe (Ethan Hawke), que luego de un solo álbum decidió desaparecer de la vida pública. Tras la ruptura, Annie logra contactar con Tucker, ambos dándose cuenta de que comparten más de lo que se podrían imaginar, creando una relación amistosa muy poco convencional.