La diversidad de géneros en el país del sol naciente brindan siempre un abanico de gustos para todas las personas que muestren interés en ello, lamentablemente muy pocas llegan a las salas argentinas pero no quita que cada tanto se cumpla la cuota con alguna joya de aquel país. Por ello mismo es una grata sorpresa ver la llegada del “Niño y La Bestia” última obra de Mamoru Hosoda (“Summers “Wars”, “Niños Lobos”) que cumple con la formula básica del cine de género fantasioso, un conflicto heroico, drama familiar y una moraleja que puede partir en dos el alma del espectador. El Venerable Maestro busca un nuevo heredero, por ello mismo ha elegido dos potenciales sucesores: El aplicado y popular, león Iôzen y por el otro lado está el marginado y furioso Kumatetsu, un temperamental oso-mono que no tiene ningún aprendiz a su cargo por su mala reputación, condición fundamental para poder competir con su rival. Mientras en el mundo terrenal se encuentra Ren un niño de 9 años que ha escapado de casa luego de que su madre falleciera y su padre perdiera la tenencia. Mientras vagaba por la ciudad escapando de la policía, la bestia encuentra al joven que le propone unirse a él. Finalmente el niño lo persigue a través de los callejones de la ciudad para encontrarse en un mundo gobernado por animales antropomorfos. De ahí hacia delante la vida de Ren, ahora bautizado Kyûta, estará unida a su maestro en una travesía llena de risas y lágrimas con un final que los dejara unidos por siempre. Hosoda, en su cuarto film, recrea una vez más la atmósfera de humanos/animales que le funcionó en Summer Wars y Los Niños Lobo, y retoma elementos como el torneo de combate y el conflicto de crianza para fundirlos en un solo argumento. Predomina en El Niño y la Bestia la temática de “hijo del corazón”, con personajes carismáticos y una gran profundidad y desarrollo. La animación empleada mantiene rasgos característicos del director: elementos 2D sobre ambientes tridimensionales junto a recreaciones de sitios reales. El diseño de personajes mantiene el estilo habitué que combina seres antropomórficos con diferentes oficios El cine japonés mantiene un público fanatizado por toda la cultura nipona junto a un creciente grupo de espectadores que de a poco se sumerge en un genero reverenciado por tantos. El Niño y la Bestia se deja apreciar por cualquier espectador que esté dispuesto a sumergirse en el cine animado que Hosoda propone. El film lo podrán disfrutar los más chicos, por la inocencia de la historia, y los adultos, por el contenido de su moraleja: una historia para todas las edades.
El film que reúne a Robert de niro con Jeffrey Dean Morgan y Dave Bautista, bajo la dirección de Scott Mann, llega a los cines argentinos para brindar una cuota de acción y vértigo de forma concisa pero efectiva. El poco conocido director Scott Mann, con Stephen Cyrus Sepher y Max Adams en los guiones, logra para su segundo film un elenco de actores realmente numeroso e importante conformado por Robert De Niro en el papel de Francis “The Pope” Silva, Jeffrey Dean Morgan en el protagónico de Luke Vaughn, Dave Bautista, Morris Chestnut, Gina Carano, Mark-Paul Gosselaar, Lydia Hull y también el mismo Sepher. La trama inicia con Luke Vaughn (Dean Morgan) y su hija, quien está esperando un trasplante. Las facturas del hospital aumentan y esto amenaza la estadía de la niña. Vaughn trabaja como crupier en un casino-barco que está manejado por el temido y respetado Francis Silva (De Niro), quien está a punto de retirarse. Vaughn y Silva llegan a una enemistad crucial cuando el segundo se niega a darle al primero una gran suma de dinero para mantener a su hija en el hospital. A partir de ese momento, todo va cuesta abajo cuando un grupo de empleados del casino, que incluía a Luke, organiza un robo que termina en una escapada en colectivo. El atraco cuasi millonario de dinero sucio se transforma en una toma de rehenes por autopista. Todo parece un juego de lealtad entre ladrones y policías corruptos en medio de una persecución de lo más sangrienta. El papel de Dean Morgan es bien representado y, aunque podría caer en el típico golpe bajo de un padre dispuesto a todo por salvar a su hija, realmente el amplio abanico de emociones que logra es muy carismático, desde un hombre partido en dos hasta un furioso y frustrado ladrón. De Niro, por su parte, hace un menjunje de sus mejores papeles: un poco de Casino y otro poco de Goodfellas. Y aunque uno pensaría que cargaría con todos los clichés de un hombre que solo desea cuidar su dinero a cualquier costo, Silva resulta ser una especie de antítesis de Vaughn: ambos personajes resultan dos caras de la misma moneda. A los demás actores si se les puede notar los clichés: Dave Bautista, quien toma el rol de uno de los atracadores al casino, actúa de forma muy notable como un bruto ladrón sin remordimientos junto a su compañero Dante (Sepher), que juega el rol del bandido mexicano, con todos los modismos culturales. Luego están Carano y Gosselaar, quienes interpretan al policía bueno y al malo. Los actores secundarios que más destacan son Chestnut y Hull. En el apartado de la dirección se puede notar de forma muy obvia donde hubo más presupuesto. Las escenas que se dan por afuera del casino y el bus son notablemente inferiores en calidad que las mencionadas con anterioridad. Eso no quita que no sean fundamentales para la trama.
La parodia de la película y novela “50 Sombras de Grey”, llega a los cines argentinos con un humor vulgar y simplista. El film dirigido por Michael Tiddes, director de las películas “¿Y dónde está el fantasma?” es el encargado de llevar a cabo esta cinta que cuenta con las actuaciones de Marlon Wayans, un regular ya en sus proyectos, y Kali Hawk, en los roles de Christian Black y Hannah, respectivamente. La trama es una parodia cómica del best seller “50 Sombras de Grey”, que también tiene una mezcla con otras producciones que podrían decirse románticas. El humor empleado es bastante escatológico y chabacano, desde desnudos hasta diálogos muy subidos de tono. Solo en ciertos momentos hay algunos chistes bien empleados que dan cuenta de la realidad social como las diferencias raciales o el maltrato a la mujer, aunque éstos son escasos. Los personajes están sobreactuados al nivel del ridículo lo que hace que por ciertos momentos se espere ansioso el cambio de escena. Algunos de los actores logran mínimo un chiste bueno,pero ese no es el caso de Jenny Zigrino, quien interpreta a Kateesha, la amiga de Hannah, que resulta ser lo más vulgar y aburrido de la cinta. La película como parodia tiene sus momentos, principalmente cuando hace burla directa de la obra original o cuando se hace mención de la actualidad, e incluso en algunos diálogos en lo que se hacen bromas sobre cultura general. Es el típico film que debería haberse salteado la proyecciones en cine e ir directamente al catálogo de Netflix
La adaptación norteamericana de El secreto de sus ojos (Juan José Campanella, 2009), ganadora al Oscar por mejor película extranjera en 2010, llega a los cines. El film cuenta con la dirección y el guión de Billy Ray (Los juegos del hambre) y con las actuaciones de Julia Roberts, que también se puso en el papel de productora, Chiwetel Ejiofor y Nicole Kidman. El día que se presenta a la nueva fiscal de distrito, Claire (Kidman), en el departamento policial de Los Angeles, los agentes y amigos Jess (Roberts) y Ray (Ejiofor) reciben un llamado que notifica la aparición de una muchacha muerta en un basural cercano a la mezquita de la ciudad. Al llegar a la escena del crimen, descubren que se trata del cuerpo de la hija de Jess, por lo que Ray le jura a su amiga y compañera que no descansará hasta encontrar al asesino. La situación empeora cuando descubren que el delincuente es un soplón del FBI de la división Anti Terrorismo. Una década después, un Ray transformado en detective privado luego de abandonar el departamento, consigue una pista que podría acercarlo más al homicida prófugo de la niña de Jess. Ejiofor, (12 años de esclavitud) como el detective y ex agente del FBI con una deuda de honor a pagar, y Kidman (Lazos perversos), como la nueva e inexperta fiscal, son lo mejor de la película: ambas actuaciones resultan creíbles, y la química entre la pareja va acorde a la trama. Distinto es el caso de Roberts (Espejito, espejito), quien sobreactúa demasiado en su papel de madre sufrida, en el que se juntan los personajes de Guillermo Francella y Pablo Rago de la original. El resto del reparto da la pauta para una película policial de suspenso: Dean Norris encarna al compañero de los protagonistas, un rol demasiado similar al que tuvo como Hank Schrader en Breaking Bad, mientras que Alfred Molina (Spider-Man 2) está correcto y cínico como jefe de todo el destacamento. La temática de Secreto de una obsesión poco tiene que ver con la de la original argentina: el contexto escénico y temporal se sitúan en un escenario posterior a los atentados del 9 de septiembre, por lo que toda la trama está cargada de mensajes anti terroristas. Este cambio resulta innecesariamente complejo, y al mismo hay que agregar el abuso desmedido de saltos temporales, cuyo abuso no se explica. De todas formas, por momentos la película logra recrear la magia propia del género detectivesco, los mejores planos son mal usados Secreto de una obsesión resulta ser una película de suspenso policial más, con toques de novela negra que no resultan novedosos y que hacen que caiga en clichés del género. Como adaptación de El secreto de sus ojos, el film de Ray no funciona. Mejor quedarse con la original.
Las revoluciones son efusivas y espontáneas: Owen Wilson tendrá que escapar de una turba furiosa que busca retomar sus propiedades, en algún lugar olvidado del sureste de Asia, y ejecutará a cualquiera que sea un traidor o un extranjero. Los hermanos Dowdle (responsables de la cinta Quarantine, la adaptación norteamaericana de REC) produjeron y co-escribieron Sin Escape. Este nuevo thriller está protagonizado por Owen Wilson (Entre las líneas enemigas, 2011), Pierce Brosnan (El matador, 2005) y Lake Bell (Black Rock, 2012). Jack Dwyer (Wilson) es un ingeniero hidráulico de Austin, Texas, que fue convocado para trabajar en una nueva planta de agua, en Asia. Es por esta razón que decide llevar a toda su familia, integrada por su mujer Annie (Bell) y sus dos hijas Lucy y Beeze, junto a él, con el fin de rearmar sus vidas. Los problemas surgen cuando, la noche anterior a la llegada de los Dwyer, el primer ministro y todo su séquito, es asesinado en su mansión por insurgentes que invaden su hogar. Luego de pasar la noche en un hotel, Jack se encuentra con una cruzada en pleno desarrollo, entre las fuerzas de seguridad y los rebeldes, quienes buscan asesinar a cada extranjero y castigar a los compatriotas que les dan residencia. La supervivencia se convierte en un elemento de suma importancia, en la cual la familia Dwyer recibirá particular ayuda de Hammond (Brosnan), un agente “imperialista” al que se le dio la misión de cuidar a los nuevos trabajadores extranjeros junto a los directivos, mientras cumple con labores que implican sabotajes y asesinatos. Wilson y Bell están más que bien en sus respectivos roles, al mostrar figuras paternas fuertes que intentan sobrevivir cueste lo que cueste. En cuanto a Brosnan, éste se consolida como el hombre de acción durante toda la película, con apariciones que resultan salvadoras. Sin Escape cuenta con secuencias que restan y no suman a la trama, pero que forman parte de la fanfarria de Hollywood. A pesar de eso, la película es recomendable para quienes disfrutan del cine de acción sin mayor pretensión, dado que no hay intención de generar un desarrollo sumamente complejo sobre la situación política alarmante, que de hecho podría suceder en la actualidad.
El film estrenado en 2013 co-escrito y dirigido por Michel Gondry (Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos – 2004) con producción de Luc Bossi, encabezado por los actores Romain Duris y Audrey Tautou, llega a los cines argentinos con tan sólo siete salas disponibles en todo el país La trama basada en el libro de 1947 de Boris Vian, presenta una Francia surrealista, dadaísta e incluso futurista que contiene pequeños elementos históricos ocultos y pensadores revolucionarios, todo en un ambiente de flores y cebollas. Colin (Romain Duris) es un joven rico miembro de una elite parisina que junto a sus amigos celebran en su pianococktail y disfrutan del ambiente onírico en el que viven junto a Nicola (Omar Sy), su empleado afro francés y Chick (Gad Elmaleh) un locuaz intelectual , los cuales lo ayudaran a buscar esa mujer soñada, Chloe (Audrey Tautou). foto-la-espuma-de-los-dias-3-115 Luego de la carrera por el matrimonio (nunca mejor definido) la pareja protagonista emprende su viaje de luna de miel, pero luego de la noche esperada ya nada será lo mismo. El mundo en el que viven empieza una caída en desgracia, Chick se vuelve un adicto insaciable por el saber mientras que su mujer queda abandonada ante las pasiones de su hombre, Nicola empieza a envejecer progresivamente y la novia soñada ha enfermado de forma grave. Las secuencias son muy diferenciadas desde el clásico slowmotion, hasta un montaje de papel o incluso una caminata en el agua que logra ser una de las mejores escenas en todo el largometraje, el espectador puede llegar a sentirse ofuscados con el intenso cambio o ciertas situaciones que superan el ridículo, y el resultado final no se aleja de los ambientes distópico de Terry Gilliam. foto-romain-duris-y-audrey-tautou-en-la-espuma-de-los-dias-065 El film es una travesía surrealista cargada de elementos diferenciados de varios géneros que sitúan al espectador en tres marcados actos que van cambiando paulatinamente, al punto que la cinta pierde todo el color al final y termina ahogándose por contar más de lo que puede