Una pistola y una radio
Este 28 de Diciembre se van a cumplir 117 años de la primera proyección cinematográfica comercial, de esa primera proyección de los hermanos Lumière hasta hoy el cine ha sido quizás el arte que más rápido ha cambiado en cuanto a lenguaje y formas. Dentro de esos 117 años, la leyenda del Agente 007 ya tiene una antigüedad de 50 años, o sea, desde el comienzo del cine hasta ahora hubo una saga de películas que hablaron sobre un personaje, James Bond, y que ocupan casi la mitad de la joven historia del cine. Este es un dato esclarecedor sobre la razón por la cual cada nueva entrega de las aventuras del 007 despierta tantos sentimientos en cada estreno.
Operación Skyfall es una película que tiene consciencia de todo esto, quizás es la más autoconsciente de toda la saga y por eso en esta Bond 23 se mantienen los guiños a la "Cultura Bond" (una impronta tan marcada y con tanto nivel de adaptación al paso del tiempo no puede denominarse de otra manera), guiños como los que ya mostraba Quantum of Solace sólo que estos guiños y chistes esta vez tienen sumado un factor que eleva las cosas a otro nivel, esta vez lo que aparece como conflicto es el pasado de Bond y la tensión entre ese pasado y su futuro, esto mediante Silva, el villano que interpreta Javier Bardem, que al igual que él fue en su momento el agente preferido de M.
Toda esta carga esta mantenida en un argumento simple, de los más simples de la saga, Silva, el ex Agente, quiere vengarse de M y para hacerlo no necesita de complots internacionales ni nada por el estilo. La interpretación de Bardem es perfecta, es una de los antagonistas más eficaces que he visto al lado de Bond y parte de esta eficacia tiene que ver con la dirección de Sam Mendes que decidió muy inteligentemente llevarlo todo al terreno de lo humano. Este Bond de Daniel Craig es sumamente verosímil en cuanto a interpretación, es una persona, tiene sentimientos, tiene dudas, sabe que sus aptitudes físicas ya no son las mismas y ve en Silva el reflejo de su futuro y la posibilidad del olvido de sus pares como paga de retiro, todo esto lleva a Operación Skyfall a un terreno al que ninguna otra Bond se animó a transitar, James Bond difícilmente pueda tener alguna vez el honorífico final que se merece.
Este film cuenta con escenas dirigidas magistralmente, la secuencia inicial seguida inmediatamente por la irrupción de la canción de Adele y los excelentes créditos iniciales a los que las Bond ya nos tienen acostumbrados te mantienen al borde del asiento, luego más adelante la pelea en Shangai que cuenta con una destreza fotográfica única son algunos de los más grandes logros del director en este film.
Operación Skyfall no es una película de James Bond más, Operación Skyfall es la celebración de un icono y de una idea, en el film termina prevaleciendo lo simple y lo clásico por sobre ciertos cambios inertes de la modernidad, acá lo moderno aparece como un retroceso hacia lo clásico, ya no hay lapiceras explosivas, el MI6 ha cambiado y con él cambio la realización técnica de los films de Bond, acá con un Sam Mendes que mantiene todo el tiempo la sobriedad de lo clásico en la cámara. Todo esto es una postura filosófica, una postura que lleva viva 50 años, después de todo que mejor manera de describir cual es la esencia de James Bond que la planteada por la propia película: "Una pistola y una radio".