Nadie lo Hace como él
La nueva peli de 007 llega festejando la cincuentena de las producciones sobre el personaje célebre y exitoso de Ian Fleming, y lo hace a full, con una nueva aventura, aunque más sombría y oscura a la semejanza de lo que sucede con las actuales pelis de otros íconos como Batman. Esto seguro es muestra del talento del director Sam Mendes -nadie podía imaginar que es el mismo hacedor de las inolvidables: "Belleza americana" o "Revolutionary road"-, como si se basara en un cuento de Borges, el tema que centraliza la historia es la lealtad.
A ello es que James Bond sufre como cierta regresión a sus inicios en la misteriosa Escocia, parte de la trama final se cumple allí, aunque antes él tipo ha pasado por el Reino Unido, China y Turquía, esquivando explosiones, balazos, curvas femeninas y todo su acostumbrado panorama variopinto.
Daniel Craig es un agente absolutamente encastrado en su personaje, que nada tiene que ver con los parámetros de los antiguos Sean Connery, el divertido Roger Moore o el más frío Pierce Brosnan de los años 90. El malvado villano es Javier Bardem, que está magnífico y más que divertido, casi una coprotagonista es la veterana Judi Dench con su "M" que provoca reacciones alternativas en un guión espléndido que hace el resultado de uno de las mejores filmes de agente con licencia para matar. De yapa en la parte final está el inmenso actor inglés Albert Finney, de tradición cinematográfica infinita y uno de los lores del teatro mundial, y hace su parte estupendamente como siempre. Solo se difrutará mayúsculamente en la oscura sala de cine, sin dudas.