Fin de ciclo
Spectre es la última Bond con Daniel Craig y a partir de ahora van a correr cientos de nombres de actores y directores posibles para llevar adelante la nueva saga. Es que las Bond no son simples películas de acción. La personalidad de cada serie termina reflejando, casi en su totalidad, las inquietudes estilistas de su época (al menos en el mundo anglosajón).
Las 007 post 9-11 terminan en Spectre y todavía es impensable definir qué rumbo van a tomar las próximas. El Bond ligeramente alcohólico, el que se permite sangrar y vive luchando contra fantasmas del pasado, se va con Daniel Craig. El MI6 repleto de topos, las agencias paralelas y la paranoia a escala global probablemente no terminen en esta entrega. Todo indica que (al menos) en el universo Bond, esa herida todavía no fue subsanada.
Spectre está por debajo de ese hermoso homenaje que fue Operación Skyfall (Skyfall), sin embargo, tiene tres secuencias cinematográficamente perfectas. La primera empieza en el arranque mismo y termina cuando empieza la secuencia de créditos. En esas escenas que transcurren en México en el día de los Muertos se pueden condensar todas las virtudes de Sam Mendes como realizador. La pasión que tiene la composición de cada encuadre y la forma en la que maneja los tiempos son abrumadoras.
Esta nueva entrega tiene dos problemas no menores. Su guión está demasiado presionado para dar la idea de final de era. Con este objetivo, termina siendo una especie de “Bond se enfrenta al más malo de los más malos” (interpretado por Christoph Waltz). En este nuevo enemigo recaen gran parte de las fallas. No por el desempeño actoral de Waltz sino porque su personaje no sólo encarna a una especie de fusión de los villanos anteriores sino porque además pretende cerrar parte de ese pasado latente que persiguió al espía británico en sus primeras travesías del siglo XXI. Con tantos elementos interesantes, la organización Spectre (la misma de Dr. No) y su líder (Waltz) generan una enorme cantidad de expectativas cuya resolución finalmente no se percibe a la altura.
Spectre está por debajo de ese hermoso homenaje que fue Operación Skyfall.
El otro de los problemas radica en la poca importancia que da Mendes a los personajes secundarios a medida que transcurre el metraje. Es muy raro tener a Monica Bellucci para que interprete sólo una escena. También lo es mostrar la relación Craig-Léa Seydoux de la forma en la que lo hace. En cierto momento, las mujeres de Spectre son mostradas con tal distancia que parecen espejismos del personaje de Craig.
Spectre tiene imágenes que reflejan a la perfección el rumbo que tomó el 007 de la nueva era. Es posible, además, que tenga entre algunos de esos pasajes, el gen de lo que serán las nuevas entregas y por consiguiente, los primeros esbozos cinematográficos del imaginario social de la próxima década.