En la delgada línea entre lo bueno y lo básico
Vuelve el agente más famoso del mundo con una nueva aventura que camina en el límite de lo magnífico y lo ridículo. En una mirada rápida uno puede decir que esta nueva misión del agente 007 es espectacular en todo sentido, porque nos presenta a su némesis, porque trae más y mejor acción, porque es más pintoresca, porque incluye sociedades secretas de escala mundial, porque pone en verdadero peligro la vida de nuestro protagonista. El problema es que una vez pasada la calentura del momento, nos ponemos a pensar un poquito más en la propuesta que nos hizo el director inglés Sam Mendes ("Belleza Americana", "Skyfall"), y acá empiezan a aparecer los problemas.
En primer lugar debo decir que me decepcionaron la personalidad y la motivación que tiene el villano principal encarnado por el gran Christoph Waltz ("Bastardos sin Gloria"). No quiero spoilear, pero como se ve en el trailer su personaje conoce muy bien a Bond desde hace mucho tiempo y de hecho se atribuye todo el dolor que le hizo pasar. Cuando se devela la relación que tienen ambos y las motivaciones que llevaron al villano a hacerle la vida imposible a Bond, uno no puede evitar decepcionarse un poco. Es un tanto inverosímil y roza el cliché. Toda la previa que se hace de este tema esperando la revelación final de los motivos es grandilocuente, pero cuando llegamos a ese momento clave, las razones parecen ser simples caprichos de un nene malcriado. No es un tema menor ya que básicamente esta relación es la que guía toda la trama y en mi opinión la afectó negativamente.
Otra cuestión que resulta rara es la edición y la correlación de la historia. Hay momentos un tanto confusos. Por ejemplo en un momento Madeleine (Seydoux) se aleja de Bond y la peligrosa vida del espionaje y en la escena siguiente vuelve a aparecer en el medio de todo... O por ejemplo hay otra escena donde se tortura a un personaje explicándole las consecuencias que esto le dejará físicamente, y en el acto seguido el personaje se encuentra totalmente lúcido y peleando... Hay varias incoherencia de estas que no entiendo porqué no se pulieron.
Desde lo técnico y la acción no hay nada que criticar. Las peleas son intensas, realistas, espectaculares y vertiginosas. Es un verdadero festival de piñas, patadas, tiros y explosiones. También respeta ese misticismo clásico y elegante que tiene el mundo del espionaje y puntualmente las películas de Bond, pero en un balance general deja un gustito un tanto desabrido. No pido un trama existencial y profunda para ver a nuestro espía favorito pateando traseros, pero creo que sí se puede armar un contexto atractivo y que no nos tome por básicos. De las cuatro películas protagonizadas por Daniel Craig, a esta nueva entrega la pongo en la estantería inferior junto a "Quantum of Solace".