Asalto en crisis
Al igual que El desconocido (2015), donde también actúa Luis Tosar, 100 años de perdón (2015) es una película de género de acción -el robo de banco con toma de rehenes en este caso- que funciona apegada al manual en su estructura, sirviendo de discurso para hablar de la crisis financiera europea.
El director español Daniel Calparsoro (Invasor, Combustión) vuelve a trabajar desde el género en esta coproducción española argentina. En el robo entra al banco el grupo comando que lideran El Uruguayo (Rodrigo de la Serna) y El Gallego (Luis Tosar), junto a sus secuaces interpretados por Luciano Cáceres, Joaquín Furriel y Pablo Pinto. Ellos planean llevarse el monto de las cajas fuertes y las reservas para luego escaparse por los túneles subterráneos. Algo sale mal y deben quedarse recluidos en el edificio con los rehenes pensando otra salida mientras negocian con las fuerzas de seguridad que los acorralan en el lugar.
La historia está contada desde el punto de vista de los asaltantes, los buenos del relato aunque violen la ley, mientras que los villanos son los empresarios y las instituciones que los amparan. Una buena idea aunque no muy novedosa que le da una pequeña vuelta de tuerca al relato de policías y ladrones. Lo que sigue es el desarrollo de los vínculos entre los personajes para simpatizar con ellos y justificar sus motivaciones en un cine clásico previsible aunque no por eso poco solvente.
Trabajar desde el género supone un contrato previo con el espectador al que se le aseguran ciertas convenciones esperadas, pero también la construcción de fantasías cinematográficas -donde es posible el triunfo del bien sobre el mal- para canalizar mensajes simbólicos sobre injusticias sociales. Los americanos hicieron de los ladrones de bancos carismáticos todo un género después de la Gran Depresión del año 29. Por ahí va la cosa en la película.
No se trata de hacer nada nuevo ni original en materia cinematográfica: la cuestión pasa por el cómo se reitera una y otra vez la misma historia. Si está bien hecha por más que sea una historia ya vista la película funciona. 100 años de perdón busca efectividad y no originalidad en su argumento. La logra en parte. Por un lado tiene una factura técnica increíble para una producción que no salga de Hollywood: cuidado de la imagen, del sonido y todo el dispositivo puesto en función de contar la historia. Por otro lado es tan previsible que no termina de agregar ese plus necesario para destacarse a una historia narrada tantas veces. Sobre todo teniendo en cuenta que el guionista es Jorge Guerricaechevarría, responsable de tantas buenas películas de género españolas (muchas de Alex de la Iglesia).
Dentro de su convencionalismo y narración clásica 100 años de perdón no deja de ser una película potente y funcional, con solventes actuaciones de sus protagonistas argentinos y españoles en un combo de elenco y acción que tiene todo para ser uno de los estrenos taquilleros del año.