Quién es quién
El thriller de Calparsoro está lleno de intrigas, con muy buen elenco argentino y español.
Son ladrones profesionales a uno y a otro lado del mostrador, los que animan 100 años de perdón, la coproducción española-argentina dirigida por Daniel Calparsoro (Invasión, Ausentes). Un policial, un thriller que transcurre en Valencia con una banda de rioplatenses entrando a robar un banco. Su plan es perfecto, o casi, y el trasfondo son los grandes negocios financieros. Políticos, banqueros y ladrones van mostrando sus verdaderos rostros con el correr de la trama, pero unos deben disfrazarse.
“Argentinos”, anota en un papel el negociador de la policía ni bien se comunica con el líder de la banda, El Uruguayo (Rodrigo de la Serna). Debe su apodo a uno de los hechos reales que inspiró este guión, El robo del siglo, perpetrado acá nomás, en el Banco Río de Acassuso. También El Gallego (Luis Tosar), el otro líder de la banda, construye su personaje con elementos de ese atraco. Y entre ellos hablan del corralito, de la “estafa” de las hipotecas, como para que quede claro que no son los únicos ladrones.
Pero adentro del banco algunos planes salen mal y el robo se complica. Siempre hay variables de ajuste en esos edificios. La historia se construye entonces en varios planos, con lo que ocurre dentro del banco, donde la banda desanda sus vínculos desarrollando las tensiones entre Tosar y De la Serna, o aportando una cuota de humor a través de El loco (Joaquín Furriel). Y en las afueras con el rol de los negociadores, y con la trama política que se teje entre Madrid y Valencia.
Sospechas, desconfianza, información sensible para el gobierno de turno, corrupción en todos los niveles, son el verosímil contexto de este thriller que atrapa con guiños para el público español y el argentino en igual medida. Y que con buenas actuaciones cautiva por frentes varios.
El cinematográfico primero, con mucho ritmo y la demostración de que las películas de género son cada vez más precisas acá y allá; el histórico, porque apela a la conciencia colectiva; y hasta cautiva el parentesco arquitectónico de ambos países, porque aún con la lluvia como actor de reparto no deja de ser atractivo descubrir cómo todo lo que ocurre en ese banco, en esa ficción que transcurre en Valencia, se filmó en gran parte en Buenos Aires. El thriller es el gran anzuelo, sí, pero qué curioso es el prisma global y particular con el que se puede ver este robo.