Un film políticamente correcto
A veces cuando un director hace una muy buena opera prima y su segundo film es aun mejor, la tercera crea muchas expectativas. Más cuando dicho director es un ingles que se le anima a un tema tan urticante para los americanos como es el de la esclavitud. Steve McQueen, de él estamos hablando, nos sorprendió con sus primeros Films, sobre todo con el segundo (Shame) que aquí en nuestro país incomprensiblemente no se proyecto en una cadena importante de cines por la crudeza de sus imágenes. Aquí McQueen narra la historia verídica de Solomon Northup.
El caso real ocurrido en 1850 sobre un negro libre quien vive en New York pero que por una maniobra de unos mercenarios mercaderes es vendido como esclavo en el sur donde termina trabajando en unas plantaciones en Luisiana. Allí es despojado no solo de su privilegios y derechos de hombre libre, de su familia y también, y por sobretodo, de su dignidad.
Más allá de muy buenas actuaciones y una factura técnica impecable, esa frialdad que a McQueen le sirvió en Shame, le resta en “12 Años de Esclavitud”. Logra una muy buena visión pero vista muy de afuera, como quien no quiere entrometerse en la historia y convierte a un hombre que aparentemente ha perdido todo en un ser demasiado cerebral para las circunstancias que lo rodean. El film no llega a lograr que el espectador se conmueva ni en los momentos más dramáticos.
Quizás ese haya sido el objetivo de McQueen, pero sus lauros anteriores ni la frialdad impuesta hacen que uno se comprometa con la historia más allá de seguir pensando que lo que se hacía con los negros era una brutalidad atroz. Uno no se va a poner a discutir si esta bien otorgado el Globo de Oro a mejor film dramático o las nominaciones de los Oscar (9), donde parece pesar y sumar muchos puntos el tema más que el film. “12 años de esclavitud” es un film correcto política y técnicamente, pero no más que eso.