LA LEGALIZACIÓN DEL MAL
La saga de The Purge se puede definir como excepcional. Es infrecuente que el director de un film original esté a cargo de sus continuaciones. Tampoco es habitual que la calidad de las películas se sostenga y, menos aun, que vaya en ascenso a medida que pasan los años. Las terceras partes han sido siempre las más flojas incluso dentro de trilogías históricas como El Padrino o Volver al futuro. Con 12 horas para sobrevivir: el año de la elección pasa lo contrario.
Breve resumen del argumento: en un futuro cercano, todos los 21 de marzo y durante un período de doce horas los crímenes se legalizan y los servicios de emergencia (hospitales, policía, bomberos) se cierran. Matar, violar, torturar, todo está permitido dentro de la “válvula de escape legal”. Esta invitación a que los ciudadanos ejerzan su derecho a purgar es en realidad un efectivo mecanismo para eliminar la pobreza y a aquellos que viven de la ayuda social. Son los sectores que cuentan con mayor número de bajas, ya que no tienen los medios necesarios para defenderse.
Si la primera entrega, The Purge (que, recordemos, no pasó por los cines argentinos) acontecía puertas adentro mostrando cómo una familia se defendía de un ataque y la segunda, The Purge: Anarchy, trasladaba la acción a la calle, la tercera explicita el trasfondo político de la trilogía, ya que transcurre en año de elecciones y la senadora Roan (Elizabeth Mitchell, la blonda Juliet de Lost) tiene chances reales de imponerse al grupo de “los nuevos padres fundadores”, defensores del derecho de salir a purgar. Oh casualidad, la novedad es que este año se podrá purgar también a los políticos de alto rango que hasta el momento contaban con inmunidad. Entregada a su propia suerte, los principales aliados de la senadora Roan serán los latinos y los negros.
En abril, con el estreno de La bruja, accedíamos a la prehistoria de EE.UU. Con 12 horas para sobrevivir: el año de la elección damos un vistazo al futuro pero también al presente. La paranoia a full, el amor predicado a las armas de cualquier calibre, el nacionalismo extremo, la idea de una “limpieza social” y el racismo son moneda corriente en el 2025, año en que transcurre la tercera y última película de La purga. En ella encontramos ideas inquietantes como la del turismo criminal de los europeos que viajan a Estados Unidos para poder matar sin consecuencias y la de los propios norteamericanos usando máscaras de próceres y monumentos icónicos (Washington, Lincoln, la Estatua de la Libertad) para salir de cacería con guillotinas y motosierras.
El lema de 12 horas para sobrevivir: el año de la eleccion es “Keep America Great”. El guiño a la creciente popularidad de Donald Trump es evidente. Como ocurría en la isla de El señor de las moscas, de William Golding, DeMonaco nos presenta una sociedad en la que Dios justifica cualquier delirio. La verdadera democracia se hace trizas bajo el yugo de un mercado amparado en los valores de la religión. Visto así aquello que “los nuevos padres” llaman “refundación” (o “el cambio”, lisa y llanamente) no es otra cosa más que la legalización del mal.
Estamos advertidos.//∆z