Lo más extraño de este estreno es que alguien (varios en realidad) hayan visto la necesidad de hacer una precuela, es decir, la narración de los hechos acaecidos antes de lo que todos ya vieron. ¿Para instalar qué? ¿Para explicar el origen de qué? ¿O de cuál personaje? Convengamos que básicamente una precuela debería servir como mínimo para agregar contenido previo al que conocemos todos. Por ejemplo, la trilogía de El Hobbit. si bien es más extensa de lo recomendable, sirve para conocer no sólo los hechos previos a la del “Señor de los anillos”(2001), sino también la progresión dramática del personaje central de toda la saga, Bilbo Bolsón. Los episodios I, II, y III de Star Wars, filmados casi 20 años después de las primeras tres, retrocedía en el tiempo para contar el fortalecimiento del Imperio y el crecimiento del mal contado desde un pequeño niño que luego será el famoso Darth Vader, y así por el estilo. ¿Son necesarias? En la mayoría de los casos no, pero la industria vive de lo que el fanático quiere, y lo que el fanático quiere es saber todo lo más que se pueda del universo de sus películas favoritas.
“12 Horas para sobrevivir: el inicio” intenta colocarse también bajo esta premisa, y es precisamente allí donde reside su mayor dificultad e incurre en un error conceptual: ir hacia atrás en el tiempo para contar la historia que ya había desplegado claramente en las tres primeras. Es decir, un ejercicio fútil de escritura que por carácter transitivo se convierte en uno más vano aún de rodaje y post producción. Por caso, la sinopsis de la primera entrega dice que “La noche de la expiación” (James De Mónaco, 2013) se trata de una familia (de blancos) que en un futuro cercano trata de protegerse de la violencia humana generada anualmente durante una noche (llamada “la purga”) en la cual el gobierno, para bajar la tasa de criminalidad y violencia, permite todo tipo de crímenes, incluyendo asesinato y violaciones. ¿Y de qué se trata este estreno que se ubica temporalmente antes? De dos hermanos (negros) que en un futuro cercano trata de protegerse de la violencia humana generada anualmente durante una noche (llamada “la purga”) en la cual el gobierno, para bajar la tasa de criminalidad y violencia, permite todo tipo de crímenes incluyendo asesinato y violaciones.
Es cierto, hay diferencias. Mínimas. No estaría muy errado aquel que tilde a esta producción como una remake venida a menos. En todo caso la introducción también es un compilado de noticieros que derivan en una rápida explicación de cómo “los nuevos fundadores” han llegado al poder en USA y el desarrollo de la puesta en marcha del “proyecto purga”.
Lo demás es un calco de lo ya visto. Gente pobre, humilde pero con principios, que se opone a esta aberración y protesta, inútilmente porque la matanza comienza inevitablemente. Personajes construidos con brocha gorda, algunos de ellos insinuando una importancia que luego no tienen, diálogos predecibles, y un argumento aburrido por redundante. Un par de integrantes del elenco es lo único rescatable, en especial el de Y’lan Noel interpretando a un gángster moderno que anda nervioso ante la posibilidad de que ésta ley fomente la competencia en el delito. Eso, y algo del panfleto anti Trump que aparece por hacer grotesco el discurso republicano presente en toda la saga.