Recuerdo pensar en la frase de John Carpenter respecto a Michael Myers y su próxima película mientras veía The First Purge. “Una vez que te alejas del rumbo original y empiezas a explicar, estás perdido”, manifestó el cineasta, algo que resonaba al ver esta cuarta entrada de la saga y que se volvió más pertinente al ver un póster de la nueva Halloween colgado de la pared de uno de los protagonistas. Bien puede ser que el origen propio de esta terrorífica tradición no fuera necesario de abordar, pero después de tres entregas que condujeron a la franquicia hacia una dirección, el rumbo a seguir en caso de hacer otra era el de un desprendimiento, para dar vueltas en círculos, o el de una precuela, precisamente lo que se resolvió. El resultado es una producción sólida y directa, que se ve plagada de los mismos puntos a favor y en contra de sus antecesoras.