Noche “de purga” no apta para público sensible
El año pasado, el director James DeMonaco alcanzó un primer plano cuando su película de bajísimo presupuesto "The Purge" (estrenada entre nosotros como "La noche de la expiación") se convirtió en un inesperado éxito de taquilla. La premisa no sólo era interesante sino también terriblemente fuerte y llena de acción y suspenso: en un futuro cercano, en Estados Unidos, durante una noche al año, la gente puede cometer cualquier delito sin tener que responder luego a la justicia por sus actos, incluyendo el homicidio.
Se trata de un método para limitar la violencia y la inseguridad durante el resto del año, además de recomponer la economía con la venta masiva de armas y, sobre todo, de sofisticados métodos de seguridad para que los que salen esa noche a "desatar su bestia interior" no puedan entrar en las casas más fortificadas.
Lo interesante del formato es que, además, puede generar una secuela como esta flamante "The Purge: Anarchy", sin que el espectador que no vio el film original tenga que seguir la historia anterior, ya que aquí los personajes son distintos y lo único que permanece casi igual es la celebración anual de la violencia en estos Estados Unidos distópicos.
Pero de todos modos, además del mayor presupuesto, hay algunas innovaciones que vuelven aún más atractiva la premisa. Esta vez para aumentar la masacre también hay grupos de militares invadiendo los edificios de la clase baja, enfatizando la idea de que "la purga" intenta eliminar la pobreza a través de estos métodos cruentos (de hecho, desde la película anterior queda claro que los pobres son los que no tienen acceso a costosos métodos de seguridad). Por otro lado, ahora también aparece un grupo subversivo "anti purga" dispuesto a darle a los ricos un poco de su propia medicina.
Y otra diferencia, lograda gracias al mayor despliegue de producción, es que mientras en el film anterior la acción se limitaba al interior de una de estas casas "seguras", ahora la trama lleva al espectador a las salvajes calles durante esa noche de masacres. El director y guionista hace converger tres historias diferentes en una de estas calles donde la muerte puede llegar desde cualquier lado y agrupa a sus protagonistas en una trama coherente y llena de sorpresas.
"12 horas para sobrevivir" decididamente no es para espectadores sensibles, aunque es un poco menos cruenta que el film original, e incluso tiene un curioso mensaje humanista. Hay acción para todos los gustos, también logrados momentos de suspenso y, por sobre todo, interesantes retratos irónicos -que a veces se pasan un poco de grotescos- de la obsesión actual por las armas de gran parte de la población estadounidense.