Si bien The Purge o La Noche de la Expiación no fue una bomba, la rompía bastante. Con 12 Horas para Sobrevivir (The Purge: Anarchy) el amigo James DeMonaco desbarranca y nos defrauda mucho, MUCHO.
La Noche de la Expiación es una película atractiva: Una mezcla entre sci-fi, terror, violencia, un comentario social algo interesante, una premisa que está bastante buena; pero se queda a mitad de camino. En esta nueva entrega, su director, James DeMonaco, propone más de lo mismo pero lo expone más torpemente y le suma un nuevo elemento (un grupo revolucionario anti-purguista) preparando de esta forma el terreno para una tercera parte.
En este universo distópico, EEUU es una nación renacida y gobernada por los Nuevos Padres Fundadores de América (NFFA). El gobierno, como plan de contramedida para reducir la violencia, el creciente desempleo y la inseguridad, implementa una purga anual, una noche en la cual durante 12 horas los crímenes no serán penados. Se supone que en esta fecha todos tienen carta libre para bardearla y después volver a su vida tranquila, feliz y sin culpa porque, según los especialistas, la violencia es inherente al ser humano y mediante esta purga nos sacamos toda la mierda de encima para ser eficientes, buenas personas y así construir una sociedad más próspera y unida. El film demuestra que esto es flor de bullshit y que esta purga es una excusa para exterminar una clase social: los que más guita tienen compran mejores armas – o sistemas de seguridad para atrincherarse en su casa – y, por lógica, los que menos tienen están más desprotegidos y son más propensos a ser boleta. La película explora lo que sucede en una residencia de clase alta cuando irrumpe un extraño (negro y pobre) y la 2 intenta abrir un poco más el juego y mostrar lo que pasa en la calle. Pero no lo logra y es redundante; si no fuera por la breve aparición de un grupo revolucionario anti-purguista este film no aportaría nada a la saga. Esta secuela está protagonizada por una pareja joven en plena crisis (Zach Gilford y Kiele Sanchez), una madre y una hija de un barrio de clase baja (Carmen Ejogo y Zöe Soul) y por Sangeant (Frank Grillo), el antihéroe, un policía que está un poco fuerte a lo Shane de The Walking Dead, y que aprovecha la purga para vengar una muerte. En algún momento de la noche, toda esta gente random se encuentra y juntos enfrentan diferentes obstáculos para sobrevivir.
Los protagonistas de 12 Horas para Sobrevivir no presentan química entre ellos.
Tengo varias cosas que reprocharle a 12 Horas para Sobrevivir y una de ellas es que presente de una manera tan torpe y maniquea esta alegoría social: si los más ricos tienen mejores armas y las de los más pobres son más truchas (o no tienen) = más pobres muertos = exterminio de las clase baja. Ricos = Malos. Pobres = Buenos. Blanco, negro, negro, blanco. Otro temita a discutir es el casting -o la dirección de actores-: los protagonistas no pegan onda, no les creo nada porque no hay química entre ellos. La única vibra que sentí es la de un posible trío entre Sargeant, la madre y la hija. Raro, porque no creo que sea lo que James estaba buscando trasmitir. Con respecto al guión, además de ser previsible, los diálogos son torpes, huecos y artificiales. Posta que cuando los pibes no te actúan, o cuando no podés hacerlos actuar, es preferible que no hablen. Y por último, el temita de la violencia. La traducción literal del título del filme es La Purga: Anarquía y me suena a alto bardo. Pero no, la película es tibia; meteme más anarquía -digo, la anarquía no sólo habilita a que la gente asesine por placer, algunos también podrían salir a chorear unos estereos o unos plasmas a Garbarino, ¿no?- más oscuridad, más discriminación, andate un poco al carajo, se más guarro. Tenés una premisa que te habilita a hacer cositas que nos den un poco de miedo; usala, asustame un poco, más crudeza te pido, más tensión.
Habiendo terminado con los reproches, vale aclarar que no hace falta haber visto la I (La Noche de la Expiación) para poder comprender la II (12 Horas para Sobrevivir). Recomiendo mirar la primera; la segunda es completamente irrelevante. Cuanto más escribo, más me indigno con James DeMonaco. Te tenía fe James, me defraudaste.