Un thriller sin suspenso
El joven cineasta brasilero Heitor Dhalia, quien se sumerge en el cine "for export", no fue efectivo en la realización de 12 Horas (Gone) o como se la llamó en muchos países hispanos, Desaparecida, quizás augurando lo que le podría sucederle a este film.
Heitor Dhalia con ganas, pero poco criterio, desarrolla un thriller sin suspenso. La historia presenta a Jill Parrish (Amanda Seyfried) una joven considerada desquiciada en Portland, que lucha contra una pesadilla del pasado: su secuestro.
Al regresar a su casa, luego de una noche de trabajo como camarera, no encuentra a su hermana y mientras ella está convencida de que un asesino serial la tiene, la policía y sus allegados creen que esta desequilibrada.
Sin nadie en quien confiar o a quien recurrir, ella se pone en marcha para encontrar a su hermana Molly (interpretada por Emily Wickersham: Soy el número cuatro) y acabar con el secuestrador.
Un guión endeble, actuaciones mediocres a pesar de la presencia de Seyfried, un ineficaz dirección y un desenlace apresurado hacen de 12 Horas un film olvidable. Que no merece, quizás, el dos por uno de las revistas de cable.
Con un elenco de reconocidos y desperdiciados actores como Wes Bentley de la reciente y exitosa Los juegos del hambre; Jennifer Carpenter (Fuera de la ley), Sebastian Stan (El Cisne Negro), Socratis Otto y Daniel Sunjata, recordado por su paso en El Diablo se viste a la Moda, se podría pensar que el couch de actores no resultó ser el adecuado. Una perlita es la aparición de Michael Paré (como el jefe de policía), un ícono del cine de acción de los años ochenta, visto en Calles de Fuego. La advertencia está hecha: desaparecerá rápidamente de cartel y de la memoria.