La actriz Amanda Seyfried deja las melosas películas románticas, por lo que resulta más conocida, para adentrarse en el género de suspenso (o thriller) con 12 horas y el resultado en líneas generales es bastante aceptable. Hoy en día el público está muy avezado en este tipo de géneros y realizar una película que no caiga en lugares comunes, en la previsibilidad o el aburrimiento es cada vez más difícil y creo que estos son algunos de los aspectos que el director brasileño Heitor Dhalia sortea la mayor parte del tiempo. Es por esos puntos claves que el film es disfrutable aunque esté lejos de ser una obra maestra del suspenso.
Jill (Seyfried) es una joven atormentada que fue víctima de un secuestro hace un año, trata de recuperar su vida y, sobre todo, de superar el trauma que le dejó esa situación. Jill es la única que escapó de aquel asesino de mujeres que nadie pudo atrapar y vive con miedo de que vuelva para terminar lo que empezó. Ese miedo se hace tangible cuando una noche su hermana Molly (Emily Wickersham) desaparece y Jill está convencida de que es el mismo asesino quien la tiene secuestrada. Inmediatamente se dirige para denunciar el caso con la Policía pero Jill tiene muchas cosas en su contra: aún no han pasado las horas suficientes para considerar a su hermana como desaparecida y para colmo sus antecedentes de una enfermedad psicológica tampoco la ayudan. Es así que, a pesar de que nadie le crea, comenzará una búsqueda desesperada por su hermana ya que sabe que, si se trata del mismo asesino, las horas están contadas.
Una de las cosas que Dhalia logra a la perfección junto con su equipo es la recreación que genera el ambiente, la atmósfera ideal para que se desarrollen el suspenso. La increíble fotografía, el clima gris de la ciudad de Portland en invierno y principalmente el bosque elegido, que juega una parte vital de la trama, son elementos que sirven de un gran marco para la historia. Otra cosa para destacar es la construcción del personaje de Seyfried y esa ambigüedad que plantea Jill, a quien a veces elegimos creerle y a veces no, según suceden los hechos. Además la actuación de Seyfried, que aparece casi en cada cuadro del film, resulta bastante aceptable y convincente por ser su primera incursión en el género.
En resumen, 12 horas es una película correcta a la que no le sobra nada, pero que a base de un guión bien trabajado con buen ritmo y una ambientación excelente logra que la historia funcione y, sobre todo, que mantenga interesado al espectador. Una buena opción para los que buscan un poco de suspenso.