Amanda Seyfried sigue perdida en el bosque
Parece que la belleza magnética en ciertos casos más que ser una bendición termina siendo una desgracia en la vida de quienes la poseen. Sino veamos el caso de Amanda Seyfried quien aún no nos permite recuperarnos de la soporífera Chica de la capa roja, especie de engendro entre el clásico cuento y una visión crepuscular de la vida (amores inconclusos, pasiones adolescentes, triviales conflictos.
Pues bien en este caso Amanda no necesita limpiarse el musgo de sus zapatos porque nuevamente le toca recorrer el bosque, esta vez no en búsqueda del lobo sino para encontrar a su hermana en el thriller psicológico (¿?) 12 horas plagado de todos los lugares comunes que una película mediocre requiere: chica traumada a la que nadie le cree, policía con experiencia descreído, policía novato cómplice, búsqueda desenfrenada, fin a los apurones.
La historia nos cuenta que Jill (Amanda Seyfried) ha sido secuestrada por un psicópata del cual logra escapar (no sin que esto quiebre su estabilidad emocional); un tiempo después su hermana desaparece de su hogar y ella sabe a ciencia cierta (movida por el instinto) que se trata del mismo asesino.
Con sus ojazos suplicantes Jill recorre las oficinas de policía sin respuesta alguna, salvo una tibia ayuda de un policía novato (interpretado por Wes Bentley); pero nada la detiene y entonces inicia la búsqueda de su hermana por sí sola, desenfrenadamente, hasta el final del film.
Ni la belleza de Amanda Seyfried ni las actuaciones de Wes Bentley y Jennifer Carpenter logran darle contenido a un guión plagado de lugares comunes que parece condenado a las tardes de cable de los sábados.
Nuevamente Amanda está perdida en el bosque y más vale que se oriente en la elección de su próximo proyecto o no saldrá nunca mas de ahí.