De la mano de la experiencia personal de Dan Scanlon, quien perdió a su padre a muy temprana edad, llega “Unidos” (OnWard) la nueva película de Disney/Pixar que retrata el road trip de dos hermanos en búsqueda de la reconstrucción del recuerdo de su padre. Tom Holland es el encargado de darle su voz a Ian Lighfoot, un adolescente retraído que en su cumpleaños recibe el regalo por parte de su madre de un báculo que le permite invocar a su padre. Para hacerlo necesitará la ayuda de su hermano mayor, en la voz de Chris Pratt, quien es un experto en el mundo mágico. Pero como era de esperarse algo sale mal y el hechizo queda a medio hacer de modo que su añorado padre ahora es solo un par de piernas sin torso. Tendrán 24 horas para tratar de terminar este hechizo y al menos compartir unos minutos con su padre a quien el adolescente no llegó a conocer. Comienza así una maravillosa road movie fraternal que se ve atravesada por los recuerdos que ambos poseen de esa figura paterna y entonces sabremos que el dolor de la perdida ha calado hondo en el espíritu del inefable y extrovertido hermano mayor. Con una animación prodigiosa “Unidos” nos permite también adentrarnos en la construcción del vínculo paternal y deconstruir los ideales del mismo entiendo que el mismo es un estado más que un título. Para una factoría que históricamente nos enseño que la ausencia es el trauma narrativo insuperable (“Bambi”, “Rey León”,etc.) este film parece reconciliarnos con la mirada de “Coco” sobre la muerte como un elemento mas de la vida, una culminación tan ineludible como natural. También nos brinda de forma muy sutil una relectura de la industria del entretenimiento, esta vez en cabeza de Manticora (Octavia Spencer), un personaje mágico que ha sido atrapado por la industrialización de sus habilidades. Y este es el gran riesgo que asume cualquier gran creadora de contenido a nivel de entretenimiento el perder la magia inicial frente a la masividad de sus lanzamientos. “Unidos” se transforma en una magnifica coming of age élfica donde acompañamos a estos dos hermanos a redescubrir los lazos que los unen y las ausencias que los acompañaran, pero desde una mirada mas amorosa que lacrimógena (no faltaran las lágrimas, pero serán más de emoción que de angustia). Sin llegar a los niveles de “Intensamente”, “Toy Story”, “Coco” o “Buscando a Nemo”, “Unidos” se instala como una propuesta sólida en materia de animación y con un mensaje tan claro como contundente: desde la ficción pueden construirse ideales vinculares mas sanos para las generaciones venideras……pero siempre sin perder la magia. POR QUE SI: “Magnífica coming of age elfica donde acompañamos a estos dos hermanos a redescubrir los lazos que los unen y las ausencias que los acompañaran”
La ola verde La revolución de las hijas está en su pleno apogeo, miles de jóvenes libres conscientes y soberanas pueblan las calles de Argentina. Ellas saben que ninguna conquista social para grupos históricamente excluidos provino de la inacción o la inercia (voto femenino, divorcio vincular, patria potestad compartida, cupo femenino) y es por eso que con su insolencia y convicciones salen a pelear por lo que es justo. Juan Solanas no es ajeno ni a la lucha ni a la utilización de los recursos cinematográficos para perpetuar las batallas culturales más trascendentales. En su ADN pulula la militancia de su padre y el manejo del cine como un elemento mas de generación de contenido. Pero el documental sobre la lucha por la legalización del aborto no se limita a registrar la sororidad reinante en las movilizaciones populares, sino que también retrata las diversas situaciones de inequidad y muerte que se generan por la penalización de la interrupción del embarazo. Y en este particular enfoque radica el mayor acierto de Que sea ley: en visibilizar las situaciones de abuso sistemático al que las mujeres son sometidas aun en aquellos casos en que sus abortos estarían amparados por la ley. El caso más emblemático y doloroso es el de Ana María Acevedo, una joven de 19 años madre de tres hijos que fue diagnosticada con cáncer de mandíbula mientras cursaba su primer mes de embarazo. Los médicos se negaron a practicar un aborto aun cuando su caso clínico en particular habilitaba la interrupción de un embarazo que significaba un gravísimo riesgo para su salud y la del embrión. El comité de bioética del Hospital Iturraspe negó el acceso a la intervención alegando impedimentos religiosos, extendiendo su internación hasta llegar a los cinco meses de embarazo para practicarle entonces una cesárea. El bebé fallece a las pocas horas, semanas después lo sigue Ana María y con ella la esperanza de un estado de derecho que nos ampare. Juan Solanas nos brinda los testimonios de su familia, de origen humilde, que jamás fue parte de las discusiones de bioética que le robaron la vida de su hija de apenas 19 años. El documental entonces logra un perfecto equilibrio entre las discusiones que se plantearon en el recinto legislativo y la realidad que seguía sucediendo en las calles: jóvenes que se realizaban abortos con agujas, con perejil, con pastillas. Mujeres que sufrieron todo tipo de abusos (intrafamiliares como institucionales) y que solo piden la soberanía sobre sus cuerpos. La gélida noche del ocho de agosto de 2018 no tuvo el final deseado por las miles de mujeres que llenaron las calles del país, pero como bien lo predijo Pino Solanas en su exposición “Este es un triunfo monumental. Ellas lo lograron. Lograron colocar un debate fundamental. Esto se lo digo a toda la gente que está afuera: no se dejen llevar por la cultura de la derrota”. Juan Solanas logra de esta forma brindar un testimonio honesto, descarnado y a la vez esperanzador sobre la lucha de las mujeres por la obtención de uno de los derechos más básicos del ser humano: la soberanía sobre el cuerpo y la no injerencia de la religión en las políticas de salud pública.
Todos los que tuvimos perros como parte de nuestra familia siempre nos hacemos la pregunta sobre qué sucede en la mente de nuestros amigos de cuatro patas. Ese es el eje narrativo que toma Mi amigo Enzo para dotarle de voz a un maravilloso golden retriever que será interpretado por el querido Kevin Costner. El film, nacido del best seller “The Art of Racing in the Rain”, es una respuesta a ese interrogante y una gran adaptación realizada por el guionista Mark Bomback manteniendo el tono del libro, confiando más en la narración de Enzo que en la dramaturgia convencional para dar vida a la historia. La cálida voz de Costner desde un comienzo nos da la pauta de la humanización de Enzo, ese compañero ideal que ayudara al protagonista a transitar por diversas etapas de su vida. Milo Ventimiglia es el encargado de interpretar a Denny un automovilista con demasiadas similitudes con su personaje de This Is Us (en el más adorable sentido de la comparación) que adoptará a Enzo desde cachorro y mantendrá una relación de maravillosa dependencia mutua. Pero esta buddy movie se verá complicada con la llegada del personaje de Amanda Seyfried quien deberá lograr no solo el amor de Denny, sino también la aprobación de Enzo (situación que sabemos que puede ser por demás difícil en la vida real y que fue magistralmente reflejada en el corto Feast de Disney). Enzo atravesará la vida de Denny con todo lo que ello conlleva: paternidad, amores, desamores y enfermedades brindando su particular mirada sobre el presente y sobre el futuro tanto propio como el de su familia. Con la misma dosis de llanto que en su momento nos trajera Marley y yo (aunque con menos frescura) el film cumple con los postulados de un buen corredor: no mirar el pasado ni el futuro: transcurrir el presente. Y la emoción que nos genera Enzo tal vez no trascienda en la historia de los grandes films, pero no por eso deja de ser genuina y autentica.
Los caminos de la vida El rostro de Chang Sung Kim nos es tan familiar como amigable. Su vasta carrera en el cine y la televisión nos hace sentirlo casi como parte de nuestra vida cotidiana y lo sentimos tan argentino como cualquiera de nosotros. Sin embargo su vida es un misterio tan atrapante como su maravillosa carrera en los medios. El documental dirigido por nuestra amada Tamae Garateguy construye su narrativa desde los prejuicios, derribándolos (un rasgo común en todo su cine) y nos permite adentrarnos por medio de Chang en la realidad de miles de migrantes que hoy son parte de nuestro país. La secuencia inicial nos muestra a Chang en el medio de un asado organizando y debatiendo el punto de cocción de la carne, la cantidad de brasas necesaria casi un acto de rebeldía contestaría frente al status quo de los nativos argentos. Y el tiempo le da la razón luego de horas de espera la carne sale tan en punto como su vida en estas tierras. Sin embargo Chang emprende un viaje a su pasado con la compañía de una porteña tan característica como intensa: Tamae Garateguy, una amistad forjada en el cine y la pasión que ahora se embarca en un viaje iniciático que nos invita a reflexionar sobre los alcances de la identidad y del terruño. El camino que transita Chang desde su salida de Buenos Aires hasta su arribo a su tierra natal (casi irreconocible por el paso de los años) es hábilmente captado por el ojo atento de la directora que gratamente incursiona en el terreno documental. El film posee una vitalidad que contagia y momentos que nos permiten empezar a dimensionar el desarraigo sufrido por las diversas comunidades que actualmente habitan nuestro suelo. La sociedad como construcción colectiva es la suma de todas las individualidades que aportan a la creación del ser nacional y en tiempos de intolerancia y donde los pueblos eligen a sus propios verdugos mostrar lo diverso es un acto de rebeldía. Y sobre eso Tamae y Chang saben bastante.
En viaje hacia la redención Tamae Garateguy es una de las directoras más interesantes de nuestro panorama cinematográfico actual, una mujer que no teme en bucear en las profundidades de la naturaleza humana, sin concesiones y con el coraje necesario para mostrarnos nuestros lados mas inexplorados. Y eso es justamente lo que ocurre con Hasta que me desates, film que nos lleva en un tremendo viaje (en un sentido más que literal) por el alma humana en proceso de duelo. Con un cuidado guion a cargo de Miguel Forza de Paul la historia se centra en la relación que nace entre Gonzalo Quiroga, un atractivo cirujano plástico, y Clara, una bailarina con el rostro y el alma desfigurada por un accidente que le arrebató a su familia. Ya desde el primer encuentro entre ambos nacerá una química que constamente pendula entre la perversión y la redención. O tal vez en la perversión como forma de redención. La intención de Clara es inequívoca: ella quiere morir en la sala de operaciones, no tiene ninguna motivación para seguir viviendo. Con interesantes guiños a Crash de David Cronemberg, el film trasunta el proceso de duelo de Clara de una forma tan desgarradora como honesta y genera una empatía inmediata con su derrotero de desesperanza. Todas las mujeres del cine de Tamae Garateguy reciben esa mirada compleja que nos permite indagar a través de ellos sobre la naturaleza humana. Y Clara no es la excepción, una mujer que cree que las cicatrices externas son reflejo de su quiebre interior, pero que luego que Gonzalo logre borrarlas descubrirá que el dolor esta mucho mas encarnado de lo que creía. La química que logran en pantalla Rodrigo Guirao Díaz y Martina Garello es un verdadero logro del film que jamás redunda en lo vulgar o innecesario al hacernos testigos de sus diversos encuentros sexuales y emocionales. El manejo de los climas en este thriller erótico es de un cuidado extremo lo que claramente muestra la pericia de la directora al tiempo de saber hacia donde está dirigida su mirada. Hasta que me desates es una película que a través del erotismo nos permite indagar en las diversas vías que encuentra la mente humana para purgar los dolores más extremos y eso es un mérito incommensurable. Con referencias al cine de Almodóvar, Cronemberg y Bigas Lunas, el film nos invita a conocernos a través de Clara y sus pulsiones en un constante devenir entre el placer, la culpa y la redención.
El robo perfecto Finalmente llegó una nueva entrega de la saga de atracos de la familia Ocean, esta vez con un elenco enteramente femenino a cargo de las afamadas Sandra Bullock, Cate Blanchett, Rihanna, Sarah Paulson, Anne Hatthaway, Helena Bonham Carter, Awkwafina y Mindy Kaling. Este dream team será el encargado de dar nuevos aires al ya tan emblemático genero de los atracos millonarios, con la particularidad de resignificar el rol de la mujer como algo mas que un elemento decorativo o interés romántico. De esta forma cada una de las protagonistas tendrá un rol particular en el atraco. Debbie Ocean (Bullock) luego de pasar cinco años en la cárcel sera la mente detrás del plan, pero su ostracismo social la lleva a tener pocos contactos en el mundo de la delincuencia y para reclutar el equipo ideal necesitará de Lou (Blanchett) quien lograra formar el equipo completo. Una experta en informática (Rihanna), una joyera (Kaling), una diseñadora (Carter), una carterista (Awkwafina) y una experta en logística (Paulson) completan el equipo. ¿El lugar elegido para el gran golpe? No es otro que la gala del MET, evento anual newyorkino que engloba a lo más alto de la sociedad y la alta moda. Allí será donde una actriz poco sociable llamada Daphne Kluger (Hathaway) porte un costosísimo collar de la firma Cartier que se convertirá en el precioso botín a robar. A partir de la formación del team y las elucubraciones típicas de este tipo de films se construye un universo propio que es totalmente independiente de la saga anterior (si bien se hacen presentes algunos cameos de la misma) y tiene una personalidad e impronta propias. Un párrafo aparte merece el vestuario del film a cargo de Sarah Edwards quien se ocupó de delimitar a través de las prendas la personalidad de cada una de las timadoras. Edwards diseñó distintos looks para cada miembro, introduciendo su talento especial. “Es importante que todos sean reconocidos al instante porque todo se mueve demasiado rápido en un atraco”, manifestó en una entrevista. La líder del grupo, la falsificadora de arte Debbie Ocean, es “tranquila, elegante y pulida como su hermano” Danny (George Clooney) con ropa minimalista de Stella McCartney, Alaia y Prada, mientras que su mejor amiga, el dueña del club nocturno Lou, es todo rock ‘n’ roll. “Tratamos de traducir a Keith Richards en un personaje femenino con algunos toques de Debbie Harry “, señala Edwards, quien utilizó diseños de Burberry para realizar trajes de terciopelo para la apariencia andrógina y glamurosa de Blanchett, salpicando con toques de Saint Laurent y las pieles vintage. El personaje de Anne Hathaway es una “actriz clásica como Elizabeth Taylor” tuvo su vestuario al estilo Cinq a Sept y joyas de Cartier, mientras que Rose es una “diseñadora de moda pasada de moda”, que es una mezcla de “Vivienne Westwood o Grace Coddington”. Tratando de evitar el look de diva, Rihanna interpreta a Nine Ball, una pirata informática del Caribe. “Tiene un sentido tan increíble de estilo personal, y aquí la puse en estos enormes jeans holgados con botas y una chaqueta del ejército, que abrazó por completo”, dice Edwards. De esta forma y bajo la dirección de Gary Ross el film nunca pierde su ritmo y, si bien mantiene la impronta de los films anteriores, no cae en feminismos baratos ad hoc que tan comunes son en el cine que atiende el fan service de moda. La narración fluye con el encanto de los planes milimétricamente realizados y al igual que sus antecesoras requieren de ciertas suspensión del verosímil para alcanzar el máximo disfrute. Pero convengamos que es un precio bajo a pagar para disfrutar de estas actrices de primera línea que enamoran ni bien aparecen en pantalla.
Terrorismo emocional Pocas veces sentimos el aroma a clásico cinematográfico al ver una película por primera vez y eso es lo que ocurre con Hereditary, (o El legado del diablo). Desde su primera imagen ya nos invita a admirar de su maravillosa fotografía a cargo de Pawel Pogorzelski. El debutante director (en largometraje) y guionista Ari Aster nos brinda un tópico conocido, pero lo resignifica de una manera sublime. Toni Collete será la encargada de interpretar (y de una forma digna de todos los galardones que existan) a una mujer notablemente afectada por la muerte de su madre. Quien vera como este duelo la lleva a las puertas de conceptos tan ajenos a ella como el espiritismo y la invocación de los ausentes. Todo esto atravesando una dinámica familiar tan endeble como su salud mental que incluye a un hijo adolescente (interpretado por Alex Wolff), un marido complaciente (Gabriel Byrne) y una inquietante hija menor (Milly Shapiro) que requiere cuidados especiales constantes. Annie Graham trabaja en la realización de miniaturas, perfectas reproducciones de ámbitos cotidianos en una escala reducida. Ari Aster trabaja de la misma forma que ella, con cuidado en los detalles y manipulando materiales nobles logra retratar de forma fidedigna la tenue línea que separa la sanidad mental de la alienación inminente. Y al igual que Annie nos iremos sumergiendo en ensoñaciones que cada vez nos parecerán tan aterradoras como humanas. El duelo, la familia, la tradición y el linaje son los elementos que continuamente delimitaran el accionar de la protagonista en un eterno devenir por no perder la cordura. Annie, desesperada por no lograr llevar adelante el duelo de la perdida de su madre asiste a un grupo de ayuda a deudos donde conoce a la apacible Joan (Ann Dowd, la mismísima Tia Lidia de Handmaids Tale), quien la acompañara en este nuevo sendero. Sin embargo los secretos de la vida de su fallecida madre comienzan a materializarse en la rutina de Annie llegando a transformar toda su vida para siempre. Luego de su presentación en Sundance muchos catalogaron a este film como una nueva El exorcista para los tiempos que corren y la comparación no es de ninguna forma exagerada. El ambiente de creciente opresión y de inminente quiebre es manejado a la perfeccion por Ari Aster apoyándose en un elenco sin fisuras interpretativas. El film puede dividirse en dos grandes actos: el primero dedicado a la elaboración del duelo de Annie y el segundo con un marcado tono sobrenatural y macabro. Pero en ambos casos el clima es tan intenso que termina sumergiendo al espectador en una sensación de agobio como pocas veces se ha visto en el cine de género moderno. El legado del Diablo se convierte así en una cita obligada para los amantes de una narración intensa, vivida y asfixiante. Una verdadera clase maestra del cine de suspenso y terror que resignifica lo mejor del genero.
El oficio de ser mamá La maternidad y su ejercicio no es un don innato que le es concedido a las mujeres desde el principio de los tiempos. Sin embargo el cine y las series se han ocupado en mostrarlo de esta forma como un eslabón más de un adoctrinamiento cultural tendiente a fortalecer la presunta obligación que poseen las mujeres de sentirse aptas y capacitadas para criar a su prole. El cambio de paradigma y una mujer inserta en la vida económica y social han dificultado mas aún la proliferación del mito de un “vínculo mágico” que une a la madre con su hijo. Miles de mujeres no logran empatizar con esa imagen de mujer y madre perfecta que por años las ha llevado a sentirse fuera de una supuesta normalidad que debería incluirlas. Esas mujeres torpes, voluntariosas y superadas por las circunstancias finalmente son oídas en Tully, film que ingresa a nuestra cartelera de la mano del tridente cinematográfico de Charlize Theron (quien debió aumentar 25 kilos para este papel), el director Jason Reitman y la la guionista Diablo Cody. Equipo que se vuelve reunir siete años después luego de la muy lograda Young Adult. Tully narra la historia de Marlo, una mujer que atraviesa su tercer embarazo y ya muestra inequívocas señales de cansancio tanto físico como emocional. La primera escena que tenemos con nuestra protagonista nos la muestra aplicando terapias alternativas para su hijo con autismo, es claro que su situación económica es por demás endeble lo que dificulta el tratamiento de una condición tan particular como demandante para su entorno. La llegada del próximo hijo se aproxima y frente a la inminencia del caos su hermano (en una posición económica mas cómoda) le ofrece una alternativa: una niñera nocturna. Una joven que por las noches se haga cargo de los cuidados del bebe para que ella pueda dormir plácidamente. Lo que parece un lujo de rico o una ofensiva tercerización del instinto maternal termina siendo la única posibilidad para Marlo de recobrar de alguna forma la calma perdida. De esta forma Tully (Mackenzie Davis) para brindar el alivio y el reposo a Marlo. Joven, sexy, enérgica y plagada de una actitud zen (tal vez demasiado sospechosa) la nueva niñera parece ser todo lo que Marlo ya no es. Todos los terrenos cedidos en miras a la constitución de un hogar. El inteligente guion de Diablo Cody da una mirada tan amorosa como certera sobre el universo femenino y sus continuas batallas internas que se intensifica con cada intercambio que surge entre estas dos mujeres que crean un ámbito de comunidad sorora maravillosa. El vínculo entre ellas comienza a hacerse cada vez mas intenso, a la vez que brinda aportes importantísimos a la dinámica familiar, que de a poco comienza a retomar el esplendor perdido por la rutina y el desasosiego. Con actuaciones sólidas y convincentes Tully es un film que asume el gran desafío de los tiempos que corren: la deconstrucción. El terminar con aquellos paradigmas tan frustantes como falsos: nadie nace madre, no existen las capacidades innatas y el ejercicio de la paternidad debe ser una responsabilidad conjunta de ambos progenitores. Si para lograr esta deconstrucción se vale de armas tan nobles como un guion certero, una dirección cuidada y actuaciones convincentes el resultado no puede ser otro que un gran ejercicio de reflexión sobre el rol femenino en la actualidad en un mundo tan cambiante como desafiante. El futuro comienza cuando las bases de la sociedad misma son cuestionadas y el film aporta en este sentido a la lucha.
Amar en los tiempos de hoy El gran Greg Berlanti es un experto en mixturar universos y resignificarlos en nuevos espacios. Con sus series ha logrado mixturar a los íconos de la cultura pop del pasado en las nuevas producciones a su cargo como lo hizo con Mark Hamill en The Flash, con Helen Slater en Supergirl o con Brandon Routh en Legends of Tomorrow. Berlanti conoce el mercado de los consumos culturales populares y no teme jugar con los mismos para lograr el efecto deseado. En este caso para su segunda película ha formado un dream team con jóvenes estrellas del universo de las series como lo son Katherine Langford y Miles Heizer de Por trece razones, Keynan Lonsdale de The Flash y el muy efectivo Nick Robinson en la piel de nuestro atribulado Simón. Basada en el best seller del mismo nombre de Becky Albertalli y adaptada por la dupla autoral de Isaac Aptaker y Elizabeth Berger (responsables de una de las mejores series del 2017 This Is US) Berlanti nos trae un coming of age perfectamente adaptado a los tiempos que corren. Los adolescentes ya no son llevados por sus padres al colegio, sino que manejan sus propios autos y previo paso por la cafetería de obligada visita se sumergen en el universo escolar tan amado y odiado a la vez. Simón es un joven que posee un grupo de amigos incondicionales y una familia bastante tradicional y comprensiva. Sin embargo, su vida no es totalmente plena dado que no es del todo honesto con su circuito más cercano con algo que lo condiciona en su vida social: es gay y aún no ha salido del closet. A pesar de lo ridículo y anacrónico de hoy día tener que pronunciarse sobre su sexualidad (más aún en una etapa tan llena de exploración como de pocas certezas sobre las elecciones sexuales). Simón siente que no es sincero con respecto a su actual elección sexual y eso lo atormenta a la vez que lo condiciona por no poder vivir acorde a sus gustos y preferencias, hasta que comienza a intercambiarse mails con un joven anónimo de su colegio que atraviesa su misma necesidad de revelarse y rebelarse frente al mundo. Con este puntapié inicial la historia recorre todos los elementos que constituyen el género del coming of age con la maestría de los que conocen y disfrutan del mismo. La amiga inefable, el rector molesto, los padres invasivos que intentan estar “en onda”, la historia de amor prohibido, la dictadura de la hormona urgente. Todo está presente en esta película que cumple con la cuenta pendiente de presentar al público masivo una historia de amor gay adolescente y de descubrimiento personal. El film ha logrado un muy cálido recibimiento dentro de la comunidad LGBTQ e incluso de algunos directores como Xavier Dolan quien ha dicho sobre la misma “…Vi tantas películas LGBTQ cuando era más joven, buscando desesperadamente respuestas… La mayoría de ellas fueron brillantes y estimulantes para el joven artista que quería ser, pero dejaron al joven que era pocas esperanzas. Suicidios, corazones destrozados, intimidación, ataques homosexuales… Love, Simon, en toda su seriedad, en toda su normalidad, muestra la lucha por salir del clóset, pero con una conclusión inspiradora para los adolescentes que verán Love, Simon, porque no se sienten ‘normales’. Quizás esto les enseñe que, incluso si su vida no es tan privilegiada como la de Simon, pueden hacer algo al respecto”. Y este no debe ser un dato menor dado que si bien es cierto que es necesario denunciar a través del arte todas las formas de abuso o de discriminación que padece la comunidad LGBTQ, también lo es que ella también necesita verse reflejada en historias de amor como las que supo darnos John Hughes en la década de los ochenta. Es por ello que Yo soy Simón es un perfecto coming of age con un protagonista gay que logra generar una empatía automática y enseñarnos que todos somos capaces de vivir una historia de amor que soñamos.
El regreso de un gigante Los años han pasado para todos y aquellos niños que en la década del ochenta se sentaban a ver Mazinger Z por Canal 9 en las mañanas hoy han devenido en padres, profesionales o empresarios. En el universo del anime la adultez ha llegado a Kōji Kabuto. Es ahora un hombre maduro y dedicado a la ciencia y erigido en un héroe nacional para la mayoría de sus conciudadanos. Es necesario aclarar que el film no hace ninguna referencia explícita al pasado de la saga por lo que los nuevos espectadores que se acerquen al film pueden sentirse algo desorientados si no poseen conocimiento de base sobre la historia personal del anime y su versión televisiva de los setenta. Es necesario antes de avanzar recordar que la serie en si misma fue motivo de polémica e incluso de levantamiento en algunas cadenas televisivas de la época. Por ejemplo en España emitió solo veinticinco episodios, de los treinta y tres que había adquirido, por considerar que la historia tenía un marcado tono anti marxista al erigir al Doctor Infierno como uno de sus malvados y ser el mismo muy similar físicamente al mismísimo Marx. Por otra parte, manifestaban que personajes como el Baron Ashler “…contribuye a desfigurar el rol sexual del niño […]” por su manifiesta bisexualidad. Polémicas de lado, en el presente Koji Kabuto tiene contacto con un nuevo robot de dimensiones gigantescas que han llamado Mazinger Infinity que se encuentra bajo el comando de una entidad de control que posee un noventa y uno por ciento de origen biológico llamada Lisa. Obviamente el mal estará presente con Doctor Infierno quien querrá usar el poder de Mazinger Infinity para barrer a la humanidad de un plumazo y de esta forma refundarla en base a sus preferencias morales. De esta forma se reproduce el esquema básico de los episodios de la serie modernizando la apuesta desde lo visual con la adición de los nuevos recursos de animación acordes al presente. El balance entre la nueva imagen y la tradicional está logrado a la perfección para atrapar al nuevo espectador sin desatender la nostalgia que llevara al cine a aquellos niños de los ochentas. Como una alegoría de los tiempos el “pequeño Mazinger” sigue siendo tan efectivo como siempre y se alza en medio de un universo de nuevas y grandilocuentes ofertas visuales que no terminan de convencer en materia cinematográfica. Como Koji hemos crecido en el exterior y tal vez asumamos responsabilidades diferentes, pero sabemos que cuando el deber nos llama estamos listos para pelear por lo que es justo: en este caso revivir los héroes de antaño y jugar aunque sea por un rato con ellos. En un mundo donde el CGI se ha apoderado de todo no es menos que una tarea titánica la que asume el film y cumple con creces.