El diablo nunca se da por vencido.
13 exorcismos (2022) es una cinta de terror sobrenatural española, dirigida por el realizador Jacobo Martínez, quien debuta aquí detrás de las cámaras y está protagonizada por el reconocido actor José Sacristán, María Romanillos, Pablo Revuelta, Silma López y Daniel Arias. Su relato está basado en un caso real que ocurrió en la capital provincial española de Burgos en el 2014, en la que una familia lugareña vivió una verdadera pesadilla a causa del extraño comportamiento de su hija adolescente, quien pudo ser víctima de una severa posesión diabólica. Desesperados, los progenitores de la joven acudieron a pedir ayuda a la iglesia católica, quienes a su vez la sometieron nada menos que a 13 exorcismos.
La película comienza su historia de ficción con la sesión de espiritismo de la que participa Laura Villegas (María Romanillos), una adolescente de 16 años. Luego de esa rara experiencia paranormal algo cambia en ella, mostrándose distinta en su comportamiento normal y hasta muy agresiva con su alrededor. Su familia intuye, quizás, que en aquella sesión algo siniestro ocurrió y que Laura fue poseída por una entidad diabólica y maligna. El Padre Olmedo (José Sacristán), uno de los 15 sacerdotes autorizados por el Vaticano para intervenir en casos de posesiones demoníacas, será el hombre de fe que tratará de ayudar a Laura y sus padres en esta muy difícil situación que les toca atravesar en sus vidas.
El cine de posesiones demoníacas es un subgénero dentro del cine de terror que tiene en su haber ya un largo recorrido. Este año se cumplen 50 años del lanzamiento de El exorcista (William Friedkin, 1973), película de vital importancia para el subgénero y que al mismo tiempo logró hacerlo tan reconocible como comercial para todos los espectadores. Una obra maestra (hasta el día de la fecha aterra y mucho, gracias a sus espeluznantes y realistas escenas) que nos contaba una historia contundente: Regan (Linda Blair), la hija de 12 años de una reconocida actriz de cine hollywoodense, Chris MacNeil (Ellen Burstyn), tras ser poseída por el demonio Pazuzu, es sometida a un impresionante exorcismo por parte del Padre Karras (Jason Miller). Luego del enorme éxito de público que tuvo esta película, comenzarían a aparecer otras producciones que trataban la misma temática: una niña o adolescente indefensa, tras tener un leve acercamiento a las fuerzas del mal, ya sea por medio de elementos como una ouija o una sesión espiritista, sufría de una posesión diabólica. En estás complejas tramas entraban en juego y debate temas como la pérdida de la fe, el despertar sexual y la opresión religión; también junto a la duda acerca de la salud mental de la joven en cuestión. Refiriéndonos al cine de posesiones realizado y producido en España en los últimos tiempos podemos encontrar a la lograda cinta Verónica, dirigida en 2017 por el realizador Paco Plaza, basada en hechos reales y en la cual una joven es poseída en los alrededores de Madrid, con consecuencias mortales para ella y su familia.
Volviendo a 13 exorcismos, es una película correcta y que no se corre de los lógicos e icónicos cánones del subgénero. En su primera parte la trama logra crear una real tensión e interés por lo que va a suceder. Muy importante es aquí la interpretación de la joven actriz española María Romanillos como Laura Villegas, intensa y llena de ambigüedad. Su comportamiento es violento y la aleja de su familia y amigos de siempre. Pero en su segundo tramo todo comienza a volverse reiterativo y hasta tedioso. La sobreactuación del actor José Sacristán, una leyenda del cine ibérico, en el papel del Padre Olmedo, por momentos se vuelve inverosímil y muy poco creíble. Tras tantos exorcismos en los que Laura, la protagonista, es torturada física y mentalmente, los espectadores no podemos sentir más que pena y angustia por la joven. La situación en el conflicto (la posesión diabólica en cuestión) parece no encontrar un cauce, y el desenlace o la coherencia narrativa en la película tampoco. Historias que provienen de un contexto real como la que la película cuenta, quizás merecen un tratamiento más concreto y sincero, más allá de su obvio componente fantástico y de índole sobrenatural. En 13 exorcismos lamentablemente esto no sucede dejando un saldo más bien negativo dentro del gran subgénero de posesiones demoníacas.